madrid - Después de 35 años en la Cadena SER, José Ramón de la Morena (Brunete, Madrid, 1956) explica que, junto a su equipo, decidió iniciar una nueva aventura ante la necesidad de resetearse e ilusionarse. El periodista deportivo confiesa que su principal preocupación es hacer un buen programa de radio y no defraudar al oyente, fiel al estilo que lo ha llevado al liderazgo en su franja horaria. De la Morena no se considera una estrella de la radio, aunque admite que hay medios de comunicación que hacen brillar a sus profesionales.
¿Cómo ha vivido el comienzo de su nueva etapa en Onda Cero?
-Un poco abrumado por el cariño con el que he sido recibido tanto en la casa como en la redacción de deportes. Me lo han puesto muy fácil y ahora espero no defraudarles.
¿Cuál fue su principal motivación para dejar la Cadena SER? ¿Deja más amigos o enemigos en la sede de Gran Vía?
-Finalizó mi contrato y Onda Cero nos hizo a mi equipo y a mí una oferta. No hubo más historias. Pregunté a las personas que me acompañan y entre todos decidimos que lo mejor era iniciar una nueva aventura. Yo necesitaba resetearme e ilusionarme con alguien a quien yo también ilusionara, y salió la ocasión. En la SER dejo amigos. No tengo más que agradecimiento y cariño a todos mis compañeros de la SER.
¿Qué le gusta de Onda Cero y qué echa de menos de la Cadena SER?
-No puedo ni debo compararlas, es muy pronto, acabo de llegar.
¿Ya le han demostrado los hinchas que son los mejores escuchando El Transistor, como dice la canción?
-Me lo demostraron siempre. Es de las pocas cosas que tengo claras en el fútbol. Si te refieres a las audiencias, aún no tengo datos que lo constaten, pero, en cualquier caso, llevamos muchos años juntos, compartiendo noches, ilusiones, miedos y temores, y también grandes satisfacciones. Por lo tanto, siempre les estaré agradecido escuchen a quien escuchen en el transistor que quieran.
¿Le obsesiona la audiencia?
-No me obsesiona, pero sí me preocupa. Ahora tenemos que centrarnos en hacer un buen programa de radio. Ése ha sido siempre nuestro objetivo. Y nuestra principal preocupación es no defraudar al oyente. Es duro el día a día, y aún más dura la noche, pero no lo cambio por nada.
¿Con El Transistor aspira a mantener el liderazgo de la radio deportiva nocturna?
-Mi obligación es intentarlo, sabiendo que será difícil, pero no era más fácil cuando comencé hace años.
¿Quiere batir su propio récord de oyentes? ¿Cuál es su objetivo y en qué plazo espera lograrlo?
-Los periodistas no baten récords. Eso lo hacen los deportistas. Yo intento que al oyente le merezca la pena el rato que pasa conmigo, con nosotros, y es lo único que de verdad me importa, y tampoco me he marcado ni plazos ni cifras. Pongo la luz larga en mis objetivos, pero no llega tan lejos.
¿Qué novedades se van a encontrar los oyentes de El Transistor?
-Intentaré mejorar. Está claro que, a estas alturas, no voy a cambiar mi estilo de hacer radio, porque es lo que sé hacer, y tampoco nos ha ido tan mal. La noche invita a que los oyentes se olviden de sus problemas del día a día y disfruten de la función. No debemos ni podemos ser un problema más. Disfruto e intentaré hacer disfrutar a los oyentes con el talento de Jorge Valdano, Santiago Segurola, Enrique Ortego, Ricardo Gallego, Bernd Schuster, Pedro Delgado, Juanma Trueba, Sebastián Álvaro, la consulta de los médicos y una redacción que a mí me tiene ilusionado.
¿Le quedan muchas noches de gloria por vivir? Me refiero a noches especiales por los acontecimientos deportivos en los que hay mucha gente pegada a la radio para escucharle.
-Como decía la promoción del programa que ha sonado durante el verano: “Tengo la sensación de que lo mejor está por llegar”. Con esa ilusión trabajamos cada día. La experiencia es mayor y yo soy optimista. Además veo a mis compañeros tan ilusionados como yo. Pero los acontecimientos serán los que tengan de ser y los protagonistas, los deportistas.
¿Cómo piensa captar la atención de las nuevas generaciones?
-Escucho más a la gente joven de la redacción y me dejo convencer más fácilmente que antes. Tenemos todas las semanas un sanedrín de alevines donde reunimos a tres niños de 13 y 14 años para conocer sus opiniones e inquietudes. También damos más participación al oyente y recogemos sus opiniones a través de las redes. El programa se lo tenemos que dar hecho al oyente. No es el oyente el que tiene que hacernos el programa, los que trabajamos somos nosotros.
¿Se siente una estrella de la radio? ¿Cree que ha creado una escuela en la radio deportiva?
-No, no lo soy. No me considero ni me siento estrella de la radio. Llevo mucho tiempo, he demostrado que soy capaz de hacer muy buenos programas, pero también he estado en los mejores escaparates y si estás en los mejores sitios, obligatoriamente te escuchan. La base de todo es el escaparate, que seas capaz de crear y tener la suerte de trabajar siempre con los mejores. Lo que sí siento es responsabilidad, la de no defraudar al oyente que sacrifica horas de sueño o que se molesta en encender el transistor cada noche para escucharnos. No hay estrellas en la radio, hay medios de comunicación que hacen brillar a sus profesionales. Es el sol el que hace brillar a las estrellas. Y tampoco soy un referente de nadie, sólo debo serlo para mis hijos.
Cuando vuelve la vista atrás, a los tiempos de la rivalidad con José María García, ¿qué lecciones extrae de aquella época?
-Competir siempre te hace mejor periodista, pero posiblemente, no mejor persona. Las guerras no hacen mejor a nadie. Aquellos tiempos no fueron ejemplares, pero no supe hacerlo de otra forma. Seguramente nos equivocamos y los dos lo hemos admitido. Si alguien ahora me lo recuerda como un mal ejemplo, yo lo admito y le pido perdón. No supe hacerlo mejor.
¿Cómo ve la situación actual del periodismo deportivo en España? ¿Le preocupan el fanatismo, el sensacionalismo o el predominio de la anécdota o el espectáculo en la información deportiva?
-No soy quién para sentar cátedra, ni en la radio, ni en el periodismo. Disfruto de la libertad para poder elegir lo que oigo, leo o veo, pero no me gusta juzgar públicamente a mis compañeros por su estilo, es suyo y ellos sabrán sus motivos. Que nos juzguen los ciudadanos, que son los que ponen cifras a las audiencias. Pero cada uno es dueño de su talento y de sus esfuerzos.
¿Se ha planteado alguna vez dejar el periodismo deportivo? ¿Le gustaría trabajar en otro ámbito de la información? ¿En cuál?
-Pues sí, más de una vez. Ante todo soy periodista, pero la modalidad deportiva fue la que siempre soñé y la que tuve la suerte de trabajar. Aun así, como en todo, hubo momentos de dudas y cierta saturación, pero no es precisamente ahora cuando tengo esas dudas.