MADRID. Los padres tienen que fijarse en el contenido y tiempo que pasan sus hijos cuando navegan por Internet con el objetivo de evitar problemas que podrían aparecer tras su consumo, como adiciones, obesidad, situaciones desagradables o trastornos picológicos, ha señalado el doctor Ariel Melamud, responsable de Redes Sociales de la Asociación Latinoamericana de Pediatría (ALAPE).

Este experto ha explicado a Europa Press que "hay que tener una actitud preventiva" con los niños que utilizan Internet, al igual que se tiene en otros campos, haciendo referencia a la prohibición de hablar con extraños, leer ciertos textos o administrar vacunas.

"Hasta ahora, los padres no se daban cuenta de que el mismo nivel de supervisión que asumen para que no abran la puerta o hablen con desconocidos deben utilizarlo cuando los hijos se conecten a Internet. De hecho, todavía existe un alto número de niños que no son supervisados nunca por un adulto de forma directa", ha argumentado.

En su opinión, el hecho de pasar mucho tiempo frente a la pantalla se traduce en problemas musculares derivados de malas posiciones, trastornos visuales e, incluso, adiciones a las redes sociales. Además, ha hecho referencia a estudios que apuntaban a que los niños más obesos pasaban más tiempo frente a la pantalla del ordenador que el resto de menores.

Con todo, este experto ha lamentado que "la sociedad perciba el riesgo cuando aparecen las consecuencias" y ha advertido de que, en la adolescencia, es más complicado remediar la situación, ya que los jóvenes saben más que sus padres.

Según la Asociación para la Investigación de Medios de Comunicación, un 30 por ciento de los menores de 5 años y un 60 por ciento de entre 8 y 13 años usa Internet. Entre los 15 y 17 años, su consumo asciende hasta un 75 por ciento.

"Tenemos el dato real de menores de cinco años que están conectados a Internet, si lo hacen es porque sus padres se lo permiten, ya que el menor no tiene la capacidad técnica", ha señalado. No obstante, de darse este hecho, a juicio de este experto, los padres y pediatras tienen que procurar que los menores tengan una "navegación segura" y, para ello, los tutores tienen que supervisar los contenidos.

Sin embargo, esta supervisión varía en función de la edad del menor. Así, en la etapa inicial (de 2 a 4 años), los padres pueden mostrar fotos o utilizar la cámara web. "Los niños a esta edad tienen una capacidad de atención limitada para las actividades en línea, pero las imágenes pueden estimular su imaginación e incorporarse a sus experiencias", ha precisado este experto.

A los cinco años comienzan a hacerlo por sí solos, por lo que los expertos recomiendan que los padres orienten a sus hijos para que naveguen de forma segura. Después, entre los 9 y 12 años, los niños comenzarán a buscar información para proyectos escolares, para descargar música o jugar en línea, y hay que seguir supervisándolos.

CONEXIONES CORTAS

Según estudios, la mitad de los menores se conecta a diario (48%); el 26,5 por ciento lo hace varias veces por semana; el 14,5 por ciento, una vez cada siete días y solo el 10,5 por ciento, con menor frecuencia. Sin embargo, los períodos de conexión suelen ser cortos.

De este modo, según los últimos datos recogidos por el Defensor del Menor, prácticamente las tres cuartas partes de los usuarios jóvenes se conecta menos de 5 horas semanales. Mientras que un 19,5 por ciento navega entre 5 y 10 horas y un 15 por ciento lo hace más de 10 horas a la semana.

Por último, las horas de conexión aumentan con la edad. En una primera etapa, los más pequeños tienen un contacto esporádico de menos de 2 horas semanales, siendo los preadolescentes quienes realizan un uso más intensivo de la Red, alcanzando las 5 horas a la semana.