Quedan pocas semanas para que termine el curso escolar y llega el momento en que muchas familias acudirán a las piscinas municipales o aprovecharán el tiempo al aire libre practicando algún deporte. A fin de cuentas, es una época para disfrutar del aire libre y el sol, pero también implica un riesgo significativo para la piel de los niños. Por eso es importante saber cómo proteger la piel de nuestros hijos este verano.

La piel de los más pequeños es especialmente sensible a los efectos nocivos de la radiación ultravioleta (UV), y una exposición prolongada sin protección adecuada puede aumentar el riesgo de cáncer de piel en el futuro. Un dato, según la Academia Española de Dermatología y Venereología, la incidencia del cáncer de piel ha aumentado un 40% en los cuatro últimos años. Se estima que para 2040 sea el segundo tipo de cáncer a nivel mundial. Y en gran parte por una razón de peso: el efecto del sol en la piel es cumulativo.

La protección solar en la infancia

Según la Asociación Española de Pediatría (AEP), la piel de los niños es más delgada y produce menos melanina, el pigmento que ayuda a proteger contra los daños solares. Esta condición les hace más vulnerables a sufrir quemaduras solares, que, a la larga, pueden incrementar significativamente el riesgo de cáncer de piel en la edad adulta. 

No solo hay que estar pendiente de darles crema sino que es el momento de enseñar unos hábitos de cuidado de la piel que les puede proteger en el futuro.

Madre dando crema solar a su hija Cedida

Recomendaciones para proteger a tus hijos de las quemaduras solares

La información y educación temprana puede ayudarles a proteger su piel y a reducir el riesgo de sufrir quemaduras o cáncer.

Sí o sí, debemos usar protector solar. En el caso de menores, es muy importante usar una crema con un SPF de al menos 50 en todas las áreas expuestas al sol. Se deben dar crema 30 minutos antes de salir al aire libre y reaplicarse cada dos horas, así como después de nadar o sudar. 

Vestir a los niños con ropa con protección UV es una excelente opción para una mayor defensa contra los rayos solares. Esa característica suele aparecer en el etiquetado y se puede encontrar fácilmente en tiendas deportivas. Además, las gafas de sol con protección UV son indispensables para proteger los ojos.

Es recomendable limitar la exposición directa al sol, especialmente entre las horas centrales del día, cuando los rayos UV son más intensos. Fomenta actividades en la sombra y utiliza sombrillas o tiendas de campaña cuando estés en la playa o en el parque.

Además, es conveniente asegurarse de que los niños beban suficiente agua para mantenerse hidratados, ya que el calor puede causar deshidratación rápida. Lleva siempre botellas de agua y anima a los niños a beber regularmente, incluso si no sienten sed.

A pesar de todas las precauciones que tomemos, es posible que los niños sufran alguna quemadura solar leve. En ese caso, se deben seguir los siguientes pasos:

  • Enfriar la piel, usando compresas frías o baños de agua fresca para reducir el calor en la piel.
  • Aplica una crema hidratante suave, preferiblemente con aloe vera, para calmar la piel.
  • Mantén al niño fuera del sol hasta que la quemadura haya sanado completamente
  • Si la quemadura es grave o presenta ampollas, busca atención médica de inmediato.