El número de personas atendidas por Cáritas en Euskadi el año pasado fue de 42.241, un 23 % más que en 2022 cuando fueron 34.288, con la dificultad de acceso a la vivienda y al empadronamiento como principal problema.
Las diferentes organizaciones de Cáritas en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa han presentado este miércoles los datos de actividad correspondientes al pasado ejercicio en el que el gasto en ayudas económicas fue de 6,8 millones de euros, una cantidad muy similar a los 6,9 millones de 2022.
Del todas las personas en situación de vulnerabilidad a las que acompaña Cáritas con itinerarios para su integración social, algo más del 55 % fueron mujeres, casi un punto menos que el año precedente.
La vivienda, principal problema
En la presentación de los datos de Álava, el secretario general de Cáritas de Gasteiz, Ramón Ibeas, ha explicado que la principal dificultad que está afectando a las personas atendidas por esta organización de las diócesis es el acceso a la vivienda, el elevado precio del alquiler de los pisos y las habitaciones, así como los requisitos para el propio acceso.
Cáritas también resalta la "insuficiente respuesta pública" a las necesidades habitacionales y la "incertidumbre" con respecto a las prestaciones de vivienda, como consecuencia del cambio legislativo que las desvincula del sistema de RGI.
Salud mental
Además, la carestía de la vida ha tenido un "gran impacto" en la economía de las familias y, especialmente, en las que cuentan con ingresos insuficientes y trabajos precarios, por lo que la mayor dificultad de acceso a bienes básicos "ha endurecido las condiciones de vida" de muchas de las personas atendidas por Cáritas y ha complicado sus procesos de inclusión social.
Otra de las conclusiones extraídas de los datos de esta organización en el conjunto de Euskadi es la ausencia de bienestar emocional y los problemas de salud mental que presentan muchas de las personas que han atendido como consecuencia del sufrimiento padecido por las situaciones que atraviesan.
Cáritas de Euskadi contó el año pasado con el apoyo de 3.500 personas voluntarias, de las que casi tres cuartas partes eran mujeres.
Más de 5.000 familias en Vitoria
En cuanto a los datos de Cáritas de Gasteiz, a lo largo del año pasado atendieron a 5.032 familias, algo menos que en 2022, lo que supone 12.580 personas.
Ibeas ha precisado que aunque el dato muestra una mejora cuantitativa de la realidad de la pobreza en el territorio las familias que se mantienen en exclusión presentan una mayor complejidad con múltiples problemáticas.
En Araba más del 65 % de las personas atendidas por Cáritas fueron mujeres y el 75 % de las familias eran de origen extranjero, un punto porcentual menos que en 2022.
El 42 % de las familias acudieron Cáritas en 2023 por primera vez, con un incremento importante de las de origen suramericano, y el 40 % tenían hijos.
El 37 % de los atendidos estaba en situación de desempleo, 4 puntos menos que en 2022, y el 31 % no tenía permiso de residencia y trabajo.
El principal problema, como en el conjunto de Euskadi, es el acceso a la vivienda. Ibeas ha explicado que para acceder a un piso hay que tener al menos 2.500 euros para la entrada y disponer de unos 800 para una renta mensual.
Ha señalado que esta situación está provocando el fomento del "mercado negro" tanto de papeles como de alquiler de habitaciones, con la actuación de "mafias".
Cáritas ha mostrado su preocupación por la proliferación de personas alojadas en viviendas inseguras, en locales o trasteros de pisos, y por el incremento de las personas que viven en la calle, a las que los servicios sociales no pueden dar una respuesta suficiente.
Origen, edad y género, condicionantes
En Bizkaia, durante el año pasado Cáritas atendió a 13.090 personas, 1.168 más que en 2022, con una inversión de 15,2 millones de euros en proyectos contra la pobreza y la exclusión, y su acción llegó a más de 2.628 menores de edad.
En Donostia, el obispo Fernando Prado y el director de Cáritas Gipuzkoa, José Ramón Aramendi, han informado que el pasado año se atendió en Gipuzkoa a 16.571 personas -6.317 hogares-, con una ligera reducción de 645 personas con relación a 2022.
Cáritas sigue observando que el origen, la edad y el género son variables que arrastran a las personas hacia la pobreza y la exclusión social, pues ese perfil se mantiene.
Sube el dato de migrantes atendidos, que fueron el 86 % del total, lo que supone cuatro puntos más con respecto al ejercicio anterior y quince más que hace cinco años.
El 55 % de las atenciones fueron mujeres. Y el 77 % de la población atendida tenía menos 44 años y, de ellos, el 26 % eran menores de edad. Además, tres de cada diez familias eran monoparentales.
Se experimentó asimismo un incremento importante, del 31 %, del número de personas en exclusión residencial severa, que se situó en 897 personas.