- Ocho minutos fue lo que tardó en fracasar la misión espacial del primer satélite 100% español, Ingenio, y el francés Tarani. El cohete Vega, de la Agencia Espacial Europea (ESA por sus siglas en inglés), que los transportaba se desvió por un error humano de la trayectoria prevista nada más salir de la atmósfera, sin que todavía hubiera despegado las dos máquinas.

El plan tenía previsto poner en órbita al Ingenio, considerado como uno de los hitos de la industria aeroespacial española, que ha liderado su construcción y que se iba a encargar durante los próximos años tanto del control de la misión de observación de la Tierra como de las comunicaciones y del procesamiento de todos los datos que tenía que proporcionar.

De hecho, los contratistas principales, el subsistema, los equipos, los operadores y la explotación comercial ha sido española, con una inversión total de 200 millones de euros por parte del Gobierno. Además, para la misión se habían establecido áreas de observación de interés prioritarias en España, Europa, América Latina y el norte de África.

La ESA ha comenzado ya a analizar los datos de telemetría para determinar la causa del fallo, y hoy responsables de la Agencia comparecerán en rueda de prensa en el complejo espacial de Kuru (Guayana Francesa) para informar sobre lo ocurrido. En una declaración ante la prensa la empresa encargada del lanzamiento, Arianespace, explicó que el fracaso del lanzamiento se debió a una serie de errores humanos y no a un fallo de diseño. Según la compañía, después del encendido del motor el control del vehículo se perdió de forma permanente debido a un fallo en la conexión de los cables y su trayectoria se desvió rápidamente.

Vega había sido lanzado a la hora programada, a las 02.52, hora peninsular, y tenía previsto, según los planes de Arianespace, separar el Ingenio 54 minutos después del despegue y hacer lo propio con el Tarani una hora y 42 minutos después de la hora de despegue.

El Ingenio debía haberse liberado del cohete y situarse en una órbita heliosíncrona, siguiendo la dirección del sol como si fuera un girasol, a una altitud de aproximadamente 670 kilómetros, desde donde tenía previsto observar la Tierra durante los próximos siete años, aunque llevaba combustible para diez.

El ingeniero Demetrio Zorita, que ha trabajado en el diseño del satélite español durante ocho años, aseguró estar “muy disgustado y cansado” pero subrayó que “la misión ha dejado un poso, que es una capacitación industrial y tecnológica, y una metodología sin precedentes en la industria española”.

Pedro Duque. El ministro español de Ciencia e Innovación, Pedro Duque, lamentó ayer la pérdida del satélite Ingenio. No obstante, quiso ver el lado positivo del camino recorrido hasta el fracaso de la misión, por lo que destacó las tecnologías que se han desarrollado y que han capacitado a las empresas españolas del sector y que pueden facilitar a su juicio que opten a nuevos contratos. El candidato oficial a dirigir la Agencia Espacial Europea citó el firmado recientemente entre la multinacional Airbus Defence and Space y la ESA para la misión Land Surface Temperature Monitoring, con un contrato que ronda los 380 millones de euros.

200

El Gobierno español había destinado a la misión una inversión total de 200 millones.

600

El Ingenio estaba preparado para tomar 600 fotografías al día. Además, Gracias a su capacidad de apuntar hacia los dos lados, la misión podía acceder a cualquier lugar de la Tierra en tres días.

2,5

Ingenio iba a ser capaz de obtener imágenes detalladas y de alta resolución. Incluso distinguir una moneda de un euro a diez kilómetros de distancia, con una imagen con una resolución de dos metros y medio.

Multiusos. La intención era utilizar el satélite para el mapeo rápido de incendios, monitorización de humedales, seguimiento de cultivos o control de fronteras.