Bilbao - El Tribunal de primera instancia y de instrucción número 1 de Durango ha dado la razón a un vecino víctima de los intereses abusivos de dos tarjetas revolving. Todo comenzó en 2002 cuando, ante dificultades para afrontar sus gastos, M.B.E. acudió a su banco de referencia en busca de una solución. Su gestor le ofreció una tarjeta de crédito de 2.000 euros. Dos años después, ante la misma situación, la entidad le dio otra por valor de 3.500 euros. Este tipo de tarjetas se caracterizan por tener un límite de crédito establecido, que va disminuyendo a medida que el titular va gastando el dinero y se repone a través de pagos periódicos. A medida que se salda la deuda, el dinero vuelve a estar disponible para que el titular de la tarjeta pueda hacer uso de él nuevamente. “Al final lo que ocurre es que la gente no sabe muy bien lo que está gastando”, lamenta la abogada Mireya del Álamo.
M.B.E. usó las tarjetas durante unos años hasta que su situación económica mejoró y dejó de utilizarlas. “Pagaba 100 euros mensuales, pero mi deuda no se amortizaba. Acudí a la oficina del consumidor de Durango y ahí me abrieron los ojos”, explica este vecino, que estaba pagando unos intereses del 29,83%. Ante la falta de respuesta del banco, el cliente acudió a indemniza.me, un equipo de abogados especializados en reclamaciones bancarias y aéreas. Mireya del Álamo asumió su caso. “Presentamos una reclamación extrajudicial, pero la entidad no nos contestó, así que presentamos la demanda. En ese momento, el cliente había gastado, de una de las tarjetas, unos 13.600 euros y había pagado en cuotas unos 17.900 y aún así le reclamaban otros 900. En la otra tarjeta había gastado 7.800, había pagado en cuotas 15.000 y aún así le reclamaban otros 3.200”, subraya.
En 2015, el Tribunal Supremo determinó que aquellos intereses que dupliquen el interés medio del mercado deben considerarse usurarios y, por tanto, nulos. El banco, además de anular los contratos, deberá abonarle una cantidad aún por determinar. - M. Martínez