La artrosis de cadera es una de las causas más comunes de dolor y limitación funcional en la población adulta. Y no, esta afección y las patologías asociadas a ella no son un problema exclusivo de personas mayores. En las consultas de traumatología empiezan a verse cada vez más jóvenes con dolor persistente, limitación de movimiento o lesiones derivadas del deporte y de hábitos de vida exigentes.
Ante esta realidad, el traumatólogo del Hospital Quirónsalud Vitoria, el doctor Nicolás Fiz, insiste en que existe un amplio margen de actuación antes de que la enfermedad obligue a pasar por el quirófano.
Y es que aunque su aparición puede estar influida por la genética, la edad o lesiones previas, existen factores modificables que permiten frenar su progresión y mantener una mejor calidad de vida.
Para quienes ya saben que deberán someterse a una operación de cadera, el doctor Nicolás Fiz subraya la importancia de llegar lo más preparados posible: “Lo ideal es prepararse lo mejor posible para cuando llegue la intervención”. Esa preparación no pasa solo por una cuestión física, sino por un cambio en la rutina que puede determinar el éxito de la cirugía.
El especialista insiste en tres factores clave en este sentido: el peso, la masa muscular y deshacerse de malos hábitos. Comprender y aplicar estos pilares puede marcar una diferencia sustancial en la salud de la cadera a medio y largo plazo.
“Cuanto menos se pese, más fácil será la operación; cuanta más reserva muscular se posea, más sencilla será la recuperación”, resume. Además, abandonar el tabaco y moderar el consumo de alcohol también reduce el “riesgo de infecciones y complicaciones posquirúrgicas”.
Artrosis de cadera: evitarla o retrasar su aparición
Pero el debate principal no se centra únicamente en los pacientes que ya tienen fecha para el quirófano, sino en aquellos que buscan evitar o retrasar la aparición de artrosis, especialmente cuando el dolor aparece en una edad temprana. El doctor Nicolás Fiz señala que la clave está en reducir el impacto sobre la articulación.
Eso, al igual que cuando una persona se está preparando para una intervención, también implica controlar el peso y fortalecer la musculatura del core (abdominales, glúteos, lumbares) e incluso el suelo pélvico en mujeres. Esto ayudará a estabilizar la cadera y prolongar su vida útil.
La alimentación también juega un papel importante; una dieta antiinflamatoria puede frenar el avance del desgaste, ya que la artrosis no es solo una degeneración mecánica, sino también un proceso inflamatorio de bajo grado que se mantiene en el tiempo.
Puede que el daño esté presente, pero aún no se ha llegado al punto de necesitar una prótesis y en estos casos entran en juego los tratamientos conservadores. Las terapias biológicas son, según el doctor Fiz, una herramienta útil para modular esa inflamación crónica. No revierten el desgaste, pero sí pueden “ralentizar la progresión y mejorar el dolor, permitiendo que el paciente conserve la movilidad durante más años sin someterse a una cirugía mayor”.
Una de las causas más habituales de artrosis precoz es el choque femoroacetabular, una alteración en la forma de la pelvis o del fémur que provoca un conflicto mecánico entre ambos. El traumatólogo subraya que no existe una morfología única de cadera para todos: “Cada persona tiene una morfología distinta y hay casos en los que simplemente existe un conflicto que erosiona la articulación”.
La decisión entre cirugía o tratamiento conservador dependerá en cada caso de marcadores de buen o mal pronóstico. Si el choque es severo, incluso sin dolor demasiado limitante, puede ser recomendable operar antes de que la articulación sufra daños irreversibles. Además, cuando ya se ha perdido el cartílago, el proceso degenerativo se hace prácticamente imparable y la respuesta del paciente solo se encuentra en pasar por quirófano.
¿Es el momento de colocarse una prótesis de cadera?
La pregunta llega sola y los profesionales son claros en este sentido: “No existe una edad adecuada ni una edad prohibida. Ni los 40 son demasiado pronto, ni los 80 demasiado tarde. Lo que debe determinar la decisión es la calidad de vida de esa persona”.
Si el dolor es tolerable y permite una vida razonable, acompañada de tratamientos biológicos, analgésicos suaves y trabajo muscular, se puede esperar. “Pero si las limitaciones son severas o empiezan a lesionarse otras articulaciones por compensación, la recomendación puede ser operar incluso aunque el paciente sea más joven”, avisa el especialista del Hospital Quirónsalud Vitoria.