La bollería industrial tiene muchos adeptos, pese a que nutricionalmente no esté considerada demasiado sana. Ahora ha quedado claro que también vuelve locos a los osos, tras un suceso ocurrido en Anchorage, la ciudad más poblada del estado de Alaska (Estados Unidos). Allí, según han contado medios locales, un transportista de la cadena Krispy Kreme estaba llevando el pedido habitual de donuts a una tienda de la base militar de Elmendorf-Richardson. Como el reparto iba a ser rápido, el trabajador dejó abiertas las puertas traseras del camión sin imaginar lo que iba a ocurrir.
Una osa y su osezno, al parecer habituales por esa zona, aprovecharon su ausencia para entrar dentro del camión y comenzar a devorar donuts. De hecho el repartidor se dio cuenta por el ruido que hacían al destrozar los paquetes. Intentó que huyeran del camión golpeando sus laterales, pero los animales prefirieron continuar con el festín, hasta que se vio obligado a pedir ayuda a la seguridad de la base militar. El personal de vigilancia hizo sonar las sirenas y consiguió que los osos abandonaran el camión.
El banquete de la madre y su cachorro fue interesante: veinte paquetes de dos donuts normales y seis packs de tres donuts de chocolate.