Una empresa australiana, Vow, ha revivido de alguna manera una especie que se extinguió hace miles de años: el mamut. Pero no para volver a darle vida, sino para comer su carne. The Mammoth Meatball o La albóndiga de mamut es su proyecto, creado a partir del ADN de este animal y presentado en el Museo de Ciencias Nemo de Países Bajos, y supone un paso importante en la industria de la alimentación.
Los científicos de Vow escogieron el mamut lanudo, una especie que se extinguió hace unos 4.000 años e identificaron la secuencia de ADN de la proteína mioglobina de esta especie, la que determina el sabor, la textura y el color de su carne. Para completar la secuencia utilizaron genoma de elefante africano, el animal no extinto más relacionado con el mamut. A partir de ahí insertaron el gen resultante en una célula madre de oveja con la ayuda de una descarga eléctrica y favorecieron su reproducción en laboratorio en un intento de replicar el proceso natural que habría experimentado este animal, hasta conseguir 400 gramos de carne.
Con ese material han creado su albóndiga gigante que, eso sí, no es apta para el consumo humano. Esa proteína no existía desde hace miles de años y se desconoce qué reacciones y alergias podría producir su consumo, con lo que tendría que pasar estrictos controles de seguridad alimentarios pertinentes. Por ello la intención tampoco es comercializar las albóndigas, sino seguir investigando con otras especies cultivando carne en el laboratorio.
¿Por qué escogieron un mamut? Los responsables de la empresa lo razonan afirmando que "es un símbolo de lo que se ha perdido por culpa de los cambios climáticos a lo largo de la historia”, y con este proyecto tienen un objetivo claro: “Promover una nueva escuela de pensamiento: que la comida tal y como la conocemos no necesita ser como la conocemos”.