El lehendakari Pradales ha cerrado este martes su ronda de contactos con los grupos parlamentarios salvo Vox, y lo ha hecho recibiendo al principal partido de la oposición, EH Bildu, y a sus propias filas, el PNV. Como suele ocurrir con el grupo de Pello Otxandiano, el tono fue diplomático, pero tras la cita volvió a emerger la confrontación de modelos que se mantiene bajo la superficie entre las dos formaciones, que están empatadas a 27 escaños en el Parlamento. Otxandiano acudió a la cita en Lehendakaritza con la pretensión de concretar los acuerdos de país que se pueden alcanzar, con un lenguaje que sonó a prueba del algodón o a un intento de trasladar la carga de la prueba al Gobierno. Y el propio Otxandiano se encargó de acotar el terreno de juego descartando prácticamente un acuerdo sobre vivienda (aunque culpó de ello a PNV y PSE) y planteando, en cambio, cinco ámbitos para el entendimiento al margen de esa cuestión: nuevo estatus, transición energética, euskera, educación y modernización de la administración. 

El último de los acuerdos lo ofrece, además, con el argumento de que en los próximos años se va a producir una alternancia política liderada por sus propias siglas y habrá que acordar cuestiones como la implantación de la inteligencia artificial en los procesos. Su planteamiento supone restringir los ámbitos de acuerdo, quiere que el Gobierno PNV-PSE acredite si tiene “voluntad o no”, e incluso dijo que han dejado pasar más de 100 días de gracia con una oposición de “guante blanco”. Sí es cierto que ha dejado la puerta abierta en cinco cuestiones estratégicas. No se incluye la vivienda, una de las principales preocupaciones de la ciudadanía y que en los últimos meses se ha convertido en una de las banderas de EH Bildu, como ocurrió con la negociación fallida de los Presupuestos vigentes, o el rechazo a la admisión a trámite de la proposición de ley de medidas urgentes de PNV y PSE. Esta dialéctica de los acuerdos de país se mantiene desde el inicio de la legislatura, donde parece que nadie quiere romper la baraja, pero al final terminan imponiéndose las diferencias y EH Bildu no ha llegado a firmar los principales acuerdos propuestos por Pradales, como el de salud o los Presupuestos, y se ha reservado su espacio para escenificar una alternativa.

En la rueda de prensa tras el encuentro, Otxandiano informó de que “hay ámbitos donde no estamos de acuerdo”. “PNV y PSE han decidido insistir en las políticas que se han demostrado fracasadas, por ejemplo, en política de vivienda. La proposición de ley que vamos a debatir en el Parlamento este otoño es una contrarreforma. Tenemos modelos diferentes. No estamos de acuerdo. Nuestro compromiso es hacer un debate serio, riguroso y de nivel”, dijo, para añadir que con ese espíritu van a abordar la “confrontación de modelos”. El PNV y el PSE le reprochan, en cambio, que no sea capaz de implicarse a través de sus 107 ayuntamientos, que haya rechazado la revisión fiscal, que rechace la línea de avales del 20% asegurando que las hipotecas impagadas las asumirá el erario público, y que tampoco acepte una proposición de ley que permite rebajar del 75% al 60% la reserva de suelo protegido a los ayuntamientos para aflorar más promociones de vivienda. 

Pero EH Bildu añadió otros ámbitos en los que “el no acuerdo no es una alternativa”. Hay “cinco ámbitos” donde “hay que hacer un esfuerzo”: el nuevo estatus político, que “tiene que ocupar la centralidad” de la agenda; la educación, política lingüística (dos cuestiones donde el PSE cree que quiere sembrar la discordia entre los socios de Gobierno); la modernización del sistema institucional porque va a haber “alternancia política en las instituciones a no ser que se insista en pactos antinatura”, y las políticas climáticas y energéticas. En este último terreno, EH Bildu aprobó ya una ponencia para dar un giro y dejar de oponerse con carácter general a los grandes parques de energía eólica o fotovoltaica. Otxandiano dijo que hay que comprobar si hay una “voluntad real” de pactar, o si es una “escenificación” política.

Sin "líneas rojas" en el nuevo estatus

Cuando le preguntaron cómo se ha tomado estos cinco puntos el lehendakari, respondió que no iba a dar detalles sobre sus conversaciones privadas y que la discreción es importante, aunque añadió que hay “sintonía” básica a la hora de analizar la situación de Europa y de la sociedad vasca. Sobre las declaraciones del socialista Eneko Andueza, que ha dicho que el derecho a decidir es una línea roja en el nuevo estatus de autogobierno, Otxandiano rechazó que se tracen límites y pidió trabajar mucho y poner “los menores obstáculos posibles” en público. “Mucho trabajo y poco ruido. Es lo que necesitamos en general, y en este tema, también. Nuestro estilo es no poner líneas rojas en público. Todos los elementos del debate están encima de la mesa, los estamos abordando, sigamos trabajando y no lancemos este tipo de mensajes en público si realmente los estamos trabajando en privado y son materia de discusión, porque esto no ayuda nada”, zanjó.

Cuando le preguntaron si da por imposible la reconciliación en vivienda, respondió con un “ya veremos” porque el consejero Itxaso ha hablado de un fondo de vivienda o de otras ideas con las que puede estar de acuerdo. Pero insistió en rechazar la rebaja de los porcentajes de reserva de suelo para vivienda pública, lo que cree que es un paso atrás “inédito”. “Nuestra impresión es que el PNV asume la intervención del mercado con la Ley de Vivienda estatal” y el PSE asume “la rebaja de los estándares de vivienda pública”. “Yo te doy esto, tú me das lo otro”, interpretó.