Un proyecto en el que ha participado personal investigador de la Universidad del País Vasco (EHU) ha recuperado del yacimiento prehistórico de Martinarri (Trebiño) el mortero más antiguo fabricado y utilizado en Europa, datado a finales del Pleistoceno Superior, que según los análisis se usaba intensivamente para procesar vegetales, probablemente bellotas.

La investigación sugiere la importancia de los elementos vegetales en la dieta del hombre antiguo. Durante el Neolítico, en la Península Ibérica las bellotas y las avellanas se encontraban entre los recursos vegetales silvestres más recolectados, pero su impacto en la dieta de las sociedades es prácticamente invisible, ha informado la EHU en un comunicado.

Tras este descubrimiento, el grupo del que forman Alfonso Alday y Adriana Soto, del Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología de la EHU, diseñó un proyecto de investigación para comprender su función: se protegió de la extracción, se limpió con técnicas no agresivas, se analizó mediante traceología y se tomaron muestras del sedimento que contenía para el análisis.

Consumo regular de bellotas

La morfología, patrones de desgaste y análisis bioarqueológicos del mortero sugieren en conjunto que se utilizaba para procesar plantas, probablemente bellotas, aunque no se puede descartar el procesamiento simultáneo de otros productos.

Además, la evidencia etnográfica respalda el consumo regular de bellotas en contextos ecológicos similares al de Martinarri.

"Las bellotas probablemente se recolectaban en las inmediaciones de Martinarri y su procesamiento se combinaba con otras actividades realizadas en el yacimiento. Esas actividades podrían haber incluido tareas cotidianas como la caza, la preparación de herramientas, el despiece y el procesamiento de pieles. Cuanto más laborioso era el proceso, más probable era que se realizara en el propio campamento", ha detallado Alfonso Alday.

El artefacto representa un caso de reciclaje funcional, al haber sido reutilizado de una losa de molienda a un mortero, lo que posiblemente refleja cambios en las técnicas de procesamiento de plantas.

Descubrimientos como el mortero de Martinarri sugieren que las comunidades humanas invirtieron esfuerzo y energía en incorporar recursos vegetales procesados a sus dietas mucho antes de la llegada de la economía neolítica debido a los cambios climáticos y paisajísticos.