- Tras la noche de frenesí en Castilla y León con el discurso de José María Aznar, jalonado de ovaciones, el PP pasó ayer a un día de resaca y dolores de cabeza. Una vez más, el expresidente español pidió construir una “sólida referencia en la cual confiar” para evitar que los votantes confíen en soluciones populistas, y apostó por la unidad, un discurso que nadie interpretó como un mensaje universal dirigido a la clase política en general, sino como una nueva indirecta al actual líder del PP, Pablo Casado. El mensaje de la unidad parecía referirse a la incapacidad de la cúpula popular para encauzar las tensiones con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y también a la fuga de votos hacia Vox (y, en el pasado, a Ciudadanos). Las palabras de Aznar, pronunciadas por la noche en un acto de campaña para las elecciones de Castilla y León del 13 de febrero, obligaron al PP a responder a las agencias informativas por boca de fuentes del partido que Aznar no desautorizó a Casado. El propio líder del PP defendió su proyecto en un mitin en Ávila, en una respuesta velada a Aznar, y desgranó todas las “reformas” que tiene en mente. Mientras tanto, el PSOE vio un filón y trató de proyectar que Casado está acabado.
No es la primera vez que Aznar pone en aprietos a Casado. Las reflexiones de la fundación FAES ya han deslizado críticas hacia la actual cúpula del PP, a la que pidió apoyarse en los liderazgos autonómicos. De hecho, el propio Aznar enumeró el sábado por la noche a los presidentes autonómicos del PP, y dejó a Casado para el final. Lo añadió con un “por supuesto” que sonó a justificación, a excusatio non petita, accusatio manifesta.
En este contexto, Casado defendió ayer su proyecto para el partido y para el Estado, el mismo proyecto que quedó establecido en la Convención celebrada en Valencia y que, según dijo, viene encarnado por su “discurso de investidura”. “¿Cuál es el proyecto del PP? Es que los españoles puedan hacer realidad su proyecto. Eso es lo que expusimos”, zanjó en un mitin en Ávila con el candidato Alfonso Fernández Mañueco. En todos los ámbitos se interpretó como una respuesta a Aznar y a sus indirectas. Aznar había dicho también que lo importante no es que “no sé quién” llegue a Moncloa, sino “para qué”.
Casado defendió su “reformismo”: “Yo soy un reformista, lo soy hasta en mi casa. Hay que reformar todo el tiempo, el reformismo es el sistema operativo de la democracia liberal en el mundo”, dijo, para desgranar después las “reformas esenciales” que se pusieron sobre la mesa en la Convención del PP y que, a su juicio, son el faro que debe iluminar la senda por la que discurran los populares.
En concreto, mencionó su plan estratégico de “fortalecimiento institucional” con una ley de concordia que reemplace a la “supuesta memoria democrática que lo que hace es enfrentar a los nietos con la memoria de sus abuelos y deshacer el abrazo de la Transición”. También pidió “estar orgullosos de la Hispanidad”, frente a la “leyenda negra de estos podemitas que lo que hacen es enardecer el discurso antihispanidad que hay al otro lado del Atlántico”.
Incluso trajo a colación el cumpleaños del rey Felipe VI, a quien felicitó por sus 54 años y le ofreció “lealtad, compromiso y admiración”. Trató de hurgar igualmente en las discrepancias entre el PSOE y Unidas Podemos dentro del Consejo de Ministros por la posición ante Rusia, y reiteró su voto en contra de la “contrarreforma laboral”. Por último, realizó una “defensa de la vida y la maternidad”, y una Ley de Pandemias. Casado trató de confrontar con Vox a pesar de que su partido se apoya en sus votos en varias comunidades. Le pidió que, si no cree en el autonomismo, no se presente a estas elecciones.
Fuentes del PP consultadas por Europa Press vieron “dentro de la normalidad” la intervención de Aznar y se felicitaron “de sumar cuantas más voces mejor”. Destacaron el “liderazgo incontestable” de Casado. Desde el PSOE, Óscar Puente proclamó “el principio del fin” de Casado. “Le están preparando la salida porque el PP se va a estrellar”, dijo.
Por vídeo
La Junta Electoral de Castilla y León rechazó ayer aplazar el primer debate electoral por el positivo por coronavirus del candidato de C’s, Francisco Igea. Tendrá que intervenir de forma telemática desde su domicilio. C’s había pedido un aplazamiento del debate, que tiene lugar hoy en RTVE y dentro de la sede del parlamento de Castilla y León. “No se puede saber con certeza el momento en que el mencionado candidato podrá abandonar su situación de aislamiento”, argumentó la Junta Electoral, que tampoco descartó más positivos. Las dos alegaciones presentadas antes de la toma de decisión han procedido del PP, para considerar que la vía telemática es “plenamente garantista”.
Vox
El presidente de Vox, Santiago Abascal, por su parte, avisó ayer en Soria de que los votos y los escaños conseguidos por su partido “no se regalarán” al PP. Aclaró que lo importante no es tener consejeros, e incluso arremetió contra el jeltzale Aitor Esteban, de quien dijo que es “oriundo de Soria, que ha declarado un corral en estas tierras y que sabe muy bien lo que es actuar contra los intereses generales de España”.