Vitoria. "El Gobierno Foral de Gipuzkoa muestra su rechazo a este hecho, al igual que rechaza todo tipo de acción violenta, independientemente del origen de la misma". Con estas palabras, la Diputación de Gipuzkoa condenó ayer por la tarde el ataque contra el monolito dedicado a la memoria del que fuera gobernador civil de Gipuzkoa, Juan María Jáuregui, asesinado por ETA en julio de 2000. Bajo la lupa del resto de formaciones políticas y con la espada de Damocles pendiendo sobre sus cabezas en forma de Ley de Partidos e "incompatibilidad sobrevenida" en la reformada Ley Electoral, la coalición soberanista fue inmediatamente después de conocerse el suceso objetivo de todas las miradas y requerimientos.
El ataque, que se registró durante la pasada semana, provocó daños "de consideración", similares a los sufridos en los ataques anteriores, que obligaron a su reconstrucción. En esta ocasión, los autores han sustraído también una parte de la inscripción conmemorativa. Es la cuarta vez que la estela que recuerda a Jáuregui en el monte Burnikurutzeta sufre daños. Y es el primer suceso de este tipo al que se enfrentan los recién constituidos ayuntamientos y Diputación de Bildu, exceptuando los incidentes durante la conformación de consistorios, que ya sirvieron para abrir la espita de peticiones de ilegalización o, cuando menos, de apartamiento de cargo, por parte del PP. Lo hizo, con toda la solemnidad, durante el Debate sobre el estado de la Nación con una propuesta de resolución que decayó al no contar con más apoyos que los dos votos de UPyD y UPN.
El Gobierno Vasco, el PP, UPyD, el PSE, la práctica totalidad del espectro político inquirió a las filas de la coalición soberanista para que condenara estos hechos. Incluso, el presidente del Gipuzko Buru Batzar del PNV, Joseba Egibar, manifestaba en Radio Euskadi que los dirigentes de Bildu tienen un "guión todavía no actualizado" respecto a ETA y que los miembros de la izquierda abertzale están teniendo "pronunciamientos infinitamente más comprometidos".
A media tarde, la Diputación de Gipuzkoa -que ayer celebró su primer Consejo de Diputados- hizo público un comunicado en el que manifiesta "su rechazo" al ataque "al igual que rechaza todo tipo de acción violenta, independientemente del origen de la misma". Las palabras de Bildu, a través del Gobierno Foral guipuzcoano, se medirán al milímetro como ya se ha hecho en el pasado. Baste recordar el revuelo que se originó aún antes de la campaña electoral cuando Bildu "rechazó el incidente" protagonizado por dos supuestos miembros de ETA en Francia, que se saldó con un gendarme herido, cuando Sortu todavía estaba en trámites para intentar que el Constitucional levantara el veto del Tribunal Supremo a su concurrencia en las municipales y forales del 22-M.
"Nos comprometimos para trabajar en favor de la paz y la democracia para que este tipo de actuaciones no vuelvan a suceder y nos hemos reafirmado en ese compromiso desde que hemos tomado la responsabilidad del Gobierno de Gipuzkoa", continúa la nota del Ejecutivo de Martin Garitano, subrayando que "todas la víctimas merecen reconocimiento y reparación" y que "el Gobierno Foral trabaja a favor de la paz y la democracia en Euskal Herria, por lo que hacemos un llamamiento a todos los agentes políticos, sindicales y sociales de Gipuzkoa para que juntos podamos superar la situación de violencia y enfrentamiento, y sean respetados los derechos de todas las ciudadanas y ciudadanos de Euskal Herria".
Por de pronto, el asunto llegará al Pleno del Ayuntamiento de Tolosa -también gobernado por Bildu- y de las Juntas de Gipuzkoa, a través de sendas mociones del PSE que instan a condenar el ataque.