ay noticias y entrevistas que no merecen pasar inadvertidas. Hablaré de dos, aparecidas la última semana de diciembre. Una es la de Fernando García de Cortázar quien acaba de publicar Paisajes de la Historia de España, donde reivindica la urgencia del patriotismo cultural, español por supuesto. Miembro activo de Basta Ya y del Foro de Ermua, equipara en su trabajo a Bildu y al PNV en el intento de olvidar lo ocurrido con ETA mientras agrede al nacionalismo diciendo que es “una ideología que produce supremacistas como el doctor Robert en Cataluña o verdaderos neurasténicos y atrabiliarios como Sabino Arana en el País Vasco. Al separatismo no se le ha pasado por el tribunal de la historia”. No habla, lógicamente, de los otros tribunales. Dice más cosas desde su supremacismo, él sí es supremacista español, siendo además jesuita y bilbaíno. Lo de jesuita le debería obligar a ser más respetuoso y quizás más caritativo y menos mentiroso y lo de bilbaíno, a no agredir gratuitamente la historia del pueblo vasco que él manipula. Si Sabino Arana hubiera sido la mitad de lo que dice y no hubiera creado un partido de valores que conecta con la sociedad y la historia, el PNV no hubiera durado 126 años, ni gobernaría hoy en todas las instituciones, algo que su querida derecha española, con Cánovas a la cabeza no ha logrado nunca. Por cierto respeto no reproduzco las opiniones que les merecen a compañeros y amigos de Deusto este Cid Campeador de Pancorbo para abajo, pues en Euzkadi jamás da la cara ni se somete a debate alguno. Su última intervención en Trece Televisión, no sé cómo la Conferencia Episcopal mantiene una televisión tan poco cristiana, era para vender su libro y terminó hablando de las uvas de fin de año.
Otro que tal baila es Antonio Elorza, quien con un titular llamativo nos decía que “El PNV no se entiende sin San Ignacio”. En un primer vistazo podría ser hasta un halago pero nada más lejos de la realidad, ya que defiende en su nuevo libro La invención del nacionalismo vasco que el pragmatismo jeltzale se enraiza en la Compañía de Jesús. “El PNV no se entiende sin San Ignacio de Loyola. No se entiende Sabino, ni Arzalluz, ni José Antonio Aguirre. Yo diría que hasta Otegi no se entiende sin San Ignacio. Él se escandalizaría y diría: ¿jesuita yo? Pero la flexibilidad de decir que sí y que no al mismo tiempo está ahí, de fondo”. Para este catedrático de la complutense de origen azkoitiarra, la clave de todo es que hay mitos inventados que funcionan como es el fuerismo. “Del mismo modo que la violencia de ETA no se inventa en 1959 sino que tiene un hilo conductor. En mi opinión, prescindir de la dosis de odio político que fundamenta el nacionalismo de Sabino Arana para dar explicación a lo que luego fue ETA es como pretender decir que el yihadismo no tiene que ver con el Corán o el nazismo con Hitler”.
Leer esto y ver los libros de esta gente en todos los lugares estratégicos nos ilustra sobre una ofensiva que sigue y que no tomamos en consideración como se hacía antes. “Pájaros que ensucian su propio nido”, les describía así Xabier Arzalluz, pero pájaros que hacen un daño inmenso frente a una pasividad pasmosa del mundo abertzale que también espanta. Parecería que cada vez más se tiene miedo a la letra impresa, a rebatir mentiras, a desmontar palabra por palabra toda esta inmensa basura que no se sostiene desde ningún punto de vista pero que ahí queda, como el covid, esperando infectar al personal, ya que se minusvaloran estos ataques puestos en bandeja por medios extraordinariamente hostiles al nacionalismo vasco.
Y ya que García Cortázar es jesuita y Elorza nos habla de San Ignacio, no puedo dejar de hacerme eco de lo dicho por otro jesuita, el Papa Francisco y mira por dónde, con éste estoy de acuerdo. No me extraña que Yolanda Díaz quisiera estar con él como estuvimos nosotros como Grupo Vasco en el Vaticano. En el Aula de las Bendiciones la víspera de Navidad les dijo las de Dios es Cristo a los suyos, a la Curia. En esta ocasión, el Papa destacó que este tiempo parece haber olvidado la humildad, o haberla relegado a una forma de moralismo, vaciándola de la fuerza desbordante que posee e indicó a la Curia que “la palabra humildad es la que más podría ayudarlos”. Les estaba diciendo que son un atajo de soberbios y vanidosos. Francisco les puso el ejemplo de Naaman, el general enfermo de lepra que aparece en el Antiguo Testamento, para indicarles que “cada uno ha de tener la valentía de quitarse la propia armadura, de desprenderse de los ropajes del propio papel, del reconocimiento social, del brillo, de la gloria de este mundo y asumir su misma humildad”. “Somos todos leprosos. Leprosos en espera de ser curados”, señaló el Papa a los prelados a quienes recordó que “lo contrario de la humildad es la soberbia” y que “sin humildad no podemos encontrar a Dios ni experimentar la salvación” y que “sin humildad no podemos encontrar al prójimo”.
No sé qué pensaron los estupefactos monseñores de la Curia cuando les llamó tan gráficamente leprosos ni lo que pensaría García Cortázar ante tan buen descripción, que le cae como anillo al dedo, pero el caso es que la actual falta de valores de esta sociedad hace que la política se pierda si se justifica solo en la organización, el orden, las teorías, las discusiones, las habilidades, el marketing vacío, e ignora los lazos afectivos, espirituales que hace que los seres humanos amemos una patria o un idea y para eso es preciso que la política se subordine a un ideal.
El domingo 26 de diciembre, el EBB depositó una ofrenda floral ante la tumba en Ordizia de Joseba Rezola. Se han cumplido 50 años de su fallecimiento en Donibane Lohizune. Enterrado en una tumba prestada, en cuanto se recuperó el Gobierno vasco en 1980 volvió a su pueblo escoltado por la Ertzaintza en emocionante ceremonia. En 1989 el Lehendakari Ardanza, Uzturre y Arzalluz junto a su viuda Aurora, colocaron una placa en la fachada de la casa donde nació. La primera promoción de Berroci llevó su nombre. Pero el tiempo pasa y los recuerdos se difuminan.
Rezola fue un gigante. Brazo derecho del lehendakari Agirre durante la guerra, siendo la máxima autoridad en Defensa se quedó con sus gudaris en Santoña. Estando en prisión perdió en Kanbo a su niña Maiteder con dos meses, tragedia que fue siempre una herida abierta. Contaban sus compañeros de celda que permaneció impertérrito cuando le condenaron a muerte pero al perder a su hija, su llanto fue desconsolado. Pero siguió y siguió. Sale de prisión en 1943 y lo destierran a más de 300 km de su Ordizia natal y en Madrid con Uzturre, Koldo Mitxelena, Pello Mari Irujo, Andima Ibiñagabeitia y varios más crea una red de información para suministrar información a los aliados, lo detienen, se fuga y es nombrado Presidente de la Junta de Resistencia y del Consejo delegado, órganos donde estaban todos los partidos que luchaban contra la dictadura. Promotor de la Radio Euzkadi de Bayona y de Venezuela, su obsesión era la información, presidente de Sabindiar Batza, recopila las Obras Completas de Sabino Arana, presidente del Equipo DC del estado español, Vicepresidente del Gobierno Vasco al fallecimiento de Landaburu y el hombre unión de todo el PNV desde su casita de la Rue Sopite en San Juan de Luz, casa prestada y que alquilaba en verano para poder vivir modestamente con su extraordinaria Aurora.
Tuve el inmenso honor de conocerle y admiré en él su dedicación, su respeto a los demás, su criterio de suma, su bondad, su abertzalismo ejemplificado en su vida, su valentía cristiana, su trato con los jóvenes y aquel empeño en contestar todas las cartas, recibir a todo el mundo, dar una palabra de aliento al que sufría y es que Rezola fue un auténtico jelkide, un hombre de muchos valores y haría bien el PNV cada año en recordarle con una publicación, un premio, un acto simbólico. Personas como Rezola son las que han dado carácter y estilo a un partido que a pesar de los García Cortázar y Elorza sobrevive porque siempre tienen personas extraordinarias como Rezola que desmienten las estúpidas milongas de estos leprosos de la pluma, como diría el Papa.
Y si lo creemos tenemos que hacerle caso. Nos dejó dicho:
“Hay que escribir la historia de aquella generación de héroes anónimos que lucharon y murieron por Euzkadi. No podemos dejarlos en el olvido. Son un ejemplo y símbolo. Nuestros jóvenes no tienen que buscar fuera héroes para posters o afiches, los tienen en casa, en su familia tal vez. Tan valientes, tan inconformistas, tan rebeldes, tan sacrificados, tan idealistas, tan disciplinados como para morir en las trincheras de nuestros montes o ante el pelotón de ejecución”.
Los García de Cortázar y Antonio Elorza hacen su trabajo destructivo y gozan de amplia peana para su divulgación. El problema es que nosotros no hacemos el nuestro en la dimensión que se requiere. Por eso seguirán ensuciando su propio nido y por eso el recuerdo de Rezola se irá diluyendo en la niebla. * Diputado y Senador de EAJ-PNV (1985-2015)