Andan en Madrid vuelta al aire con la puesta marcha de Madrid Central, un área de tráfico restringido en el centro de la ciudad. Si eres político con algo de mando en plaza y quieres organizar un buen pifostio en la opinión pública, no lo dudes, ponte a hacer cambios en el tráfico de vehículos a motor y, a ser posible, hazlo tomando medidas de limitación. Tienes lío asegurado. Y da igual que sea Madrid, Vitoria o mi pueblo. En mi pueblo el tráfico fluía en el centro por dos calles fundamentalmente, una de ida y otra de vuelta. La más exterior se hizo de doble sentido para desahogar la calle más céntrica. Oh, apocalipsis. Ahora, como el ser humano es animal de costumbres y, no nos engañemos, nos acostumbramos a casi todo -para bien o para mal-, pasados los años tenemos otros apocalipsis de los que ocuparnos. La medida no fue tan drástica como la de Madrid, pero deberíamos empezar a hacernos a la idea de que modelos de este estilo son hacia los que vamos. En Europa, las principales capitales llevan en ello años. Y es cierto que muchas veces estas restricciones nos complican la vida, a veces demasiado, igual que es cierto que es exigible que las políticas públicas den respuesta adecuada y proporcional a la ciudadanía desde, por ejemplo, un diseño eficaz y práctico del transporte público.
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