Dicen que los números son fríos, pero los números pueden pesar como losas. Por ejemplo, 45. Significa una mujer asesinada cada siete días en el Estado. Una mujer a la semana muerta a manos de un hombre, de la violencia machista. Hasta ayer el número fatídico de la estadística oficial era 44. Ayer, día contra la violencia hacia las mujeres. Ayer, Rokhaya se sumó a esta fatídica cuenta. Bueno, en realidad no se sumó, la sumó su expareja, a cuchillo, ante sus dos hijos. El número 45 pesa como una losa. Igual que pesó el 44, y el 43... Como debería pesar el 973, por ejemplo, las 973 mujeres asesinadas desde 2003 según las estadísticas del Gobierno español. 15, el de las mujeres asesinadas en Euskadi desde 2012. 86.663, otro número estremecedor, el de las denuncias por violencia machista presentadas en España en el primer semestre del año. 1.452, número de la vergüenza también, el número de mujeres víctimas de delitos de violencia de género en lo que va de segundo semestre del año en Euskadi. Son solo unos pocos números, hay muchos más, pero cada uno de ellos es la pesadísima losa que acarrea la sociedad sobre sus hombros y que atenaza a miles de nuestras amigas, hermanas, hijas, compañeras, vecinas, conocidas. Cada día.