El triunfo está sobrevalorado. Ganar y saber ganar son cosas diferentes. Ganar no es sencillo, generalmente requiere de un gran esfuerzo y, por eso, merece reconocimiento. Es un poco la teoría de la vara de la profesora de Fama, ya saben, “buscáis la fama, pero la fama cuesta, y aquí es donde vais a empezar a pagar, con sudor”. Pero el triunfo está sobrevalorado en la medida en que saber ganar es relativamente fácil, requiere de algo de educación y sentido común. Dejarse llevar por las mieles de la gloria seguramente es más difícil de evitar. Aquello de más dura será la caída. Y saber caer... esa es la madre del cordero. La victoria no define al ser humano, quizá sí el camino anterior y posterior; pero la derrota... Ahí nos retratamos queramos o no. Decía Jorge Luis Borges algo así como que la derrota tiene una dignidad que la victoria desconoce. Y viene todo esto a que veo a los que hasta hace cuatro días eran algo así como semidioses en su áurea perfección, reconocidos y adorados por sus inéditos logros deportivos, derrotados sin paliativos. Quizá los aplaudidores deberíamos medir aplausos y pitos; al final, nada de esto es tan trascendental. Pero los protagonistas quizá tampoco han estado a la altura de su personaje. Tener clase cuando uno pierde es difícil, pero demuestra grandeza.
- Multimedia
- Servicios
- Participación