La Justicia brasileña condenó en ausencia a un tercer implicado por colocar una bomba cerca del aeropuerto de Brasilia, en diciembre pasado, con la intención de impedir la investidura de Luiz Inácio Lula da Silva y mantener en el poder a Jair Bolsonaro, informaron este viernes fuentes oficiales.

La 8ª Corte Criminal de Brasilia impuso a Wellington Macedo de Souza, quien se encuentra prófugo desde el 5 de enero, una pena de seis años de cárcel en régimen cerrado, según señaló el Tribunal de Justicia de la capital brasileña.

El juez le halló culpable de "poner en peligro la vida, la integridad física o los bienes" de terceros al participar de un intento de atentado mediante la colocación de "una bomba" en un "camión de combustible" próximo al aeropuerto de Brasilia.

La bomba no explotó y fue desactivada

El artefacto no llegó a explotar por un fallo en su montaje y fue desactivado por la Policía la mañana del 24 de diciembre, cuando faltaba poco más de una semana para la toma de posesión de Lula, que tuvo lugar el 1 de enero.

En mayo pasado, la Justicia condenó, a penas de entre cinco y nueve años de prisión, a los otros dos involucrados en el suceso: George Washington de Oliveira y Alan Diego dos Santos, también seguidores del ex presidente y líder ultraderechista Bolsonaro.

Según la Fiscalía, los tres se conocieron en el campamento que simpatizantes del ex mandatario montaron delante del Cuartel General del Ejército, en Brasilia, luego de la victoria de Lula en las elecciones de octubre. Desde allí exigieron una "intervención militar" para derrocar al dirigente progresista y mantener en el poder a Bolsonaro.

Echar a da Silva

"El objetivo de los denunciados, según el Ministerio Público, era cometer infracciones penales que pudieran causar conmoción social para que hubiera una intervención militar y se decretara el Estado de Sitio", indicó el juzgado.

La investigación indicó que Washington de Oliveira transportó desde su ciudad natal, en el estado de Pará, hasta Brasilia "armas de fuego" y "municiones" para distribuirlos entre los bolsonaristas acampados a fin de provocar "disturbios sociales" y, según declaró, "evitar la propagación del comunismo".

En ese viaje también trajo explosivos y el 23 de diciembre los tres condenados y "otros manifestantes no identificados" elaboraron un plan para "hacerlos detonar en lugares públicos".

Washington de Oliveira montó la bomba con vídeos de Internet y se la entregó a Diego dos Santos, quien a su vez se la dio Macedo de Souza para que culminara la "acción delictiva".

Así, Macedo de Souza y "otro individuo no identificado" se trasladaron al aeropuerto y colocaron el explosivo "en el eje trasero de un camión cisterna" con capacidad para 60.000 litros de combustible y que en ese momento estaba cargado con queroseno.

El conductor, sin embargo, percibió la presencia del artefacto e inmediatamente llamó a la Policía.

Tras ese intento de atentado, muchos de los bolsonaristas que estaban en el campamento frente al Cuartel del Ejército participaron el 8 de enero en la violenta invasión a las sedes de la Presidencia, el Congreso y la Corte Suprema, con la que también buscaron derrocar a Lula.