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Movilidad eléctrica

Cómo evitar los mareos a bordo de un coche eléctrico

Hasta el momento, cualquier transporte por carretera implica que los vehículos que circulan por ella están sometidos a todo tipo de movimientos, oscilaciones, sacudidas... Y eso provoca que los pasajeros especialmente sensibles terminen mareándose. Ese fenómeno, ¿es más o menos acusado en un vehículo eléctrico?

Cómo evitar los mareos a bordo de un coche eléctrico

No hace falta buscarle muchas explicaciones científicas al fenómeno del mareo cuando se viaja a bordo de un vehículo que transita por carretera. Lo que sucede es que el cerebro recibe señales contradictorias, en el sentido de que tus ojos están viendo que vas ‘quieto’ a bordo de un vehículo, pero tu oído interno detecta ‘movimientos’. Eso lo que hace es volver un poco loco al sentido del equilibrio, y tu cuerpo, al no saber muy bien cómo reaccionar, genera todas esas desagradables sensaciones que alguna vez hemos experimentado: sudor, náuseas o, incluso, el vómito.

Curiosamente, este fenómeno del mareo era más fácil que se produjera en modelos con una suspensión blanda, ya que a pesar de amortiguar mejor los baches e irregularidades de la carretera, también provocaban movimientos más amplios de la carrocería, pudiendo amplificar esa diferencia de la que hablábamos entre ‘ojo’ y ‘oído interno’; y aún más agudizado si tus ojos van fijos en algo que estés leyendo o en la pantalla del móvil, una tablet, un libro…

¿Es fácil marearse en un eléctrico?

Pero lógicamente, no solo la suspensión influye en la propensión al mareo de los ocupantes. La posición que se ocupe en el habitáculo (las plazas traseras suelen marear más), la temperatura y ventilación en el interior (el calor, peor que el frío), la forma de conducir de quien vaya al volante… pueden mitigar o incrementar la sensación. Ahora bien, con la llegada de la movilidad eléctrica, cabría preguntarse si ese tipo de vehículos y algunas de las características que les definen, pueden ser beneficiosos o contraproducentes para el mareo. 

¿Demasiado aislados y potentes?

Todo el mundo coincide en que los modelos 100% eléctricos son muy agradables ‘de conducir’, porque hacen poco ruido, tienen una respuesta al acelerador instantánea… y esas son virtudes que, desde luego, disfrutan la mayoría de personas que se ponen a sus mandos, pero ¿qué pasa con el resto de los pasajeros?

Por ejemplo, su gran aislamiento hace que el clásico sonido del motor térmico no esté presente y que, por tanto, se reduzca ese feedback sensorial que necesita el cerebro para interpretar el movimiento. Así que ese silencio puede llegar a intensificar la desconexión entre lo que ‘ves’ y lo que ‘sientes’.

Por otro lado, la forma de entregar la potencia en los eléctricos es, por lo general, muy instantánea; da igual si el coche tiene 90 ó 400 CV: los primeros momentos cuando se presiona el acelerador pueden sorprender a los pasajeros, provocando cambios bruscos de velocidad, especialmente en ciudad o en los trayectos con muchos ‘arranque y parada’. Todo esto genera pequeñas sacudidas que el cuerpo no anticipa.

¿Tiene que ver en algo si el coche es eléctrico o es de combustión?

Luego hay que hacer referencia al tipo de frenada de los eléctricos, donde se combina la frenada regenerativa (que este tipo de modelo utiliza para recargar la batería) con la frenada mecánica. El resultado es que el vehículo puede no frenar de forma del todo ‘lineal’, produciendo cierta sensación de ‘tirón’ que puede confundir al sistema vestibular (es el sistema del oído interno que ayuda a tu cuerpo a saber si estás moviéndote, girando, en reposo…).

Por último, un detalle que puede tener su importancia y es que algunos modelos eléctricos, debido a la forma de la batería (con un escalón en la parte trasera), pueden elevar la posición de la banqueta posterior en algunos centímetros, algo que puede aumentar el efecto de oscilación en curvas.

Con todo, también hay ventajas que pueden jugar a favor de los vehículos eléctricos. Este tipo de modelos tienen un peso extra por las baterías, pero también un centro de gravedad más bajo, de forma que recurren a suspensiones firmes para compensar. El resultado es que suelen gozar de muy buena estabilidad, ayudando al cuerpo de los pasajeros a percibir mejor los movimientos. Asimismo, hay menos micro-vibraciones mecánicas que en los modelos de combustión, lo cual puede contribuir al bienestar en los trayectos largos.

Los eléctricos suelen gozar de muy buena estabilidad, ayudando al cuerpo de los pasajeros a percibir mejor los movimientos.

Por supuesto, conducidos por las manos adecuadas, el viaje puede resultar más fluido que en un modelo gasolina o diésel con cambio de marchas manual.

Te pase donde te pase… ¿qué remedios existen?

Hace ya algunos años, una start-up francesa mostraba unas originales gafas sin cristales que, aseguran, pueden combatir el mareo en un vehículo en movimiento… ¡y sin medicarse! Pero, ¿cómo lo hacen? Su secreto está en que esas gafas incorporan cuatro anillos llenos de líquido azul que se mueven con el vehículo, creando una “línea de horizonte” artificial que ayuda al cerebro a sincronizar lo que ve con lo que siente el oído interno

Basta ponérselas para notar los primeros efectos positivos, y en unos minutos pueden aliviar el malestar con una eficacia del 94%. Hay modelos para adultos, niños (denominado ‘Ringo’) y versiones polarizadas, con precios entre 69 y 89 euros. Se pueden usar encima de gafas normales y están pensadas no sólo para ir en coche, sino también para viajes en tren, avión o barco.

Por otro lado, el consorcio Jaguar/Land Rover mostró hace unos cinco años el desarrollo de un software para reducir los mareos en sus vehículos, recurriendo a un algoritmo capaz de predecir los síntomas que los provocan y adaptando la conducción del vehículo con el fin de que resulte más cómoda y suave. Se hablaba de una reducción del mareo hasta en un 60%... pero lo malo es que solo se aplicaría en sus futuros vehículos eléctricos y autónomos, donde el coche podría aplicar las medidas necesarias por su cuenta para mejorar la conducción.

Algo más práctico y accesible para evitar los mareos, en especial al usar el móvil mientras viajas de pasajero en el coche, es que recurras a ciertas funciones y aplicaciones en los dispositivos que usas a menudo.

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Por ejemplo, en los iPhone existe una opción denominada ‘Vehicle Motion Cues’ que lo que hace es mostrar unos discretos puntos móviles en los bordes de la pantalla del teléfono; dichos puntos simulan el movimiento del vehículo, colaborando a esa sincronización que el cerebro necesita entre lo que ve y lo que siente.