Vivimos tiempos de cambios y de bastante incertidumbre. Acabamos, prácticamente, de salir de una pandemia que ha sido como recibir un bofetón en forma de cura de humildad en el corazón de nuestra arrogancia humana incontenible, seguimos con el fantasma de una guerra en Europa que no parece vislumbrar su cese de hostilidades a corto o medio plano, y además, para que no falten más ingredientes a sumar a la estupidez colectiva, el temor a una involución política de la mano de las ideologías más retrógradas y deshumanizadas amenaza con devolvernos a la Europa y España en blanco y negro.

Scooter, urbano y

En el ámbito del transporte privado también soplan vientos de cambio. Los vehículos eléctricos se van consolidando a medida que crece la información y nos familiarizamos con lo nuevo, que siempre nos da miedo; y todo ello a pesar de unos precios de adquisición claramente superiores a los de los modelos de combustión y a la amenaza de la competencia china, aunque con la inestimable ayuda de unas fórmulas de adquisición (pago por cuotas) que se antojan adecuadas al momento actual.

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En el sector de las dos ruedas la situación no parece, al menos a corto plazo, que vaya a sufrir grandes cambios. Aunque afloran los modelos eléctricos, la mayoría se sigue decantando por los motores de gasolina. Y es que el gran peso, elevado coste de los ejemplares de rueda alta eléctricos y la escasa autonomía de éstos hacen que su demanda sea realmente baja. Sin embargo, hay un segmento en el que las motos eléctricas son una alternativa verdaderamente interesante: la ciudad y los desplazamientos de periferia.

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Ya les dimos cuenta en su día en este periódico de la prueba del Seat MO, un scooter eléctrico producido para Seat por el fabricante español Silence que se mantiene como una de las propuestas más convincentes del mercado por su rendimiento, cualidades dinámicas, contrastada fiabilidad, atractivo diseño, confort, posibilidades de personalización y mínimo coste de uso. Sin duda, un producto redondo, se llame Seat o Silence.

Un escalón por debajo en tamaño, estatus y prestaciones, aunque con un precio claramente inferior (5.080 euros, que se pueden quedar por debajo de los 3.000 con las ayudas de la Administración central y autonómica, según indica su distribuidor), se presenta el scooter chino Yadea –todo un gigante a nivel mundial con 13,9 millones de unidades vendidas, presente en 90 países y con 20 años de trayectoria– C1S PRO. Este pequeño scooter ciudadano eléctrico alcanza los 81 km/h y anuncia una autonomía de 92 kilómetros, que en condiciones de uso reales se quedan en 77 km en la homologación europea. Con un tiempo de recarga de cero a tope en cuatro horas en un enchufe doméstico, baterías extraíbles (pesan unos 23 entre las dos), dos modos de conducción (Eco y Sport), marcha atrás eléctrica, frenada y retención que recargan las baterías, arranque sin llave, freno de aparcamiento automático, hueco para un casco integral de buen tamaño y un peso en orden de marcha de sólo 87 kg, el C1S PRO es un auténtico juguete en ciudad por su manejabilidad, agilidad, ligereza y aceptable rendimiento.

Está claro que fuera de la urbe y periferia sus prestaciones se quedan un poco justas, pero si no nos vemos obligados a pisar vías rápidas (autovías o autopistas) cumple más que satisfactoriamente. Con sus pequeñas llantas de doce pulgadas y estrechos neumáticos (90/90-12 y 100/80-12), fluye la potencia suficiente (6,0 kW) para desplazarnos con brillantez en el tráfico ciudadano, en el que las zonas de bajas emisiones no serán ya para nosotros ningún problema. La única pega llega de unas suspensiones, sobre todo la trasera, que copian en exceso las irregularidades del terreno, algo que podremos solucionar buscando mejores componentes en la industria auxiliar cuando toque reemplazarlas.

Por lo demás, y especialmente si tenemos un garaje o incluso un simple trastero con enchufe, porque se maneja y mueve con la mirada, el Yadea C1S PRO convence plenamente. Son los nuevos tiempos que recorren las ciudades, camino de convertirse en espacios cada vez con menos humos y transportes más limpios.