“En ocasiones, veo muertos”. ¿Le suena? Es una de esas frases icónicas de la historia del cine o, mejor escrito, de las traducciones icónicas realizadas al castellano desde la cinta original norteamericana. Salía de la boca del personaje Cole Sear, protagonizado por el entonces niño Haley Joel Osment, en una de las escenas de El sexto sentido (The Sixth Sense) en la que el psicólogo Malcolm Crowe (Bruce Willis) –uno de los fiambres (pero que desconocía su estado vital )–, ponía los ojos como platos ante la confesión de la criatura. En fin, yo no llego al extremo del protagonista indiscutible del largometraje, pero sí que soy capaz de identificar a quienes van camino de perecer (metafóricamente) sepultados por su propia incapacidad para ver más allá de sus propias narices. Sobre todo, me ocurre con perfiles muy determinados, muy escorados, y con un reprís burbujeante que les sitúa con celeridad inopinada en lo más alto de los discursos y de la actualidad pública, copando espacios a izquierda y derecha. Cuando eso sucede, supongo que se activa también una especie de cuenta atrás interna que avisa del tiempo que queda para observar el efecto gaseosa, es decir, que tan rápido como ha subido, empieza a bajar. ¿Conocen a alguien así?