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Mesa de Redacción

César Martín

Noche

No sé si cualquier tiempo pasado fue mejor pero, desde luego, sí que es diferente. Ya no es cuestión de circunstancias generacionales, sino de un cambio cultural que, a estas alturas de la película, me atrevería a calificar como tenebroso. Supongo que habrá un sinfín de sesudas teorías al respecto, muchas de ellas nacidas de una intelectualidad proactiva, que analizarán sociológicamente al detalle los porqués de la tenencia y uso de armas de filo, sobre todo, en ambientes de ocio nocturno, y más teniendo en cuenta que Vitoria es una ciudad fundamentalmente segura. Pese a ello, no se puede ocultar que hace unos días, uno de los focos de inseguridad en la noche gasteiztarra, y que los agentes de la Policía Local y de la Ertzaintza conocen a la perfección, ya que su entorno acostumbra a requerir la presencia de patrullas de manera recurrente, fue el escenario de un navajazo a uno de los porteros. Hace no mucho, un altercado en otra discoteca acabó con varios heridos al recibir diferentes estocazos y otro en un tercer local diferente acabó con un cliente en el hospital herido tras recibir una agresión con un objeto punzante. Desde luego, estos hechos han sido puntuales, pero deberían bastar para abrir un debate sobre las facilidades que, como sociedad, se dan a las eventuales tragedias.