“Vas poniendo un par de tomates rojos y kilo y medio de garbanzos”.
María Asun, clienta fiel, casi militante de la feria Bionekaraba, acude a primera hora de la mañana del sábado a comprar verdura y legumbres de producción local. Valora el origen de los alimentos, le gusta poner apellido a lo que compra, es decir, saber de dónde es.
Como ella, cada vez hay más personas concienciadas, aunque el crecimiento de la producción ecológica vaya más lento de lo deseado, explica Maite, desde el stand de Bionekazaritza en la plaza de los Fueros, la asociación de productores, transformadores y consumidores ecológicos de Álava.
“Con lo que hay se hace todo lo que se puede”, comenta mientras muestra diferentes modelos, colores y estampados de bolsas, camisetas, sudaderas y viseras. “Intentamos que sean de empresas de aquí y éstas lo son, hechas en Vitoria”, ensalza.
Entre algodones y yute
Entre algodones y yute, exhibe también el proyecto que llevan a cabo para la recuperación de variedades de trigo antes sembrados en Álava.
Mocho rojo, Vitoria temprano macho Rioja, rojo de Sabando y hasta Bergara temprano. “Vamos a ofrecer esta variedad a Gipuzkoa porque hay muchos panaderos que compran cereal de Álava, pero tienen pequeñas parcelas de trigo guipuzcoano para elaborar el pan”.
En Tierra, papel y tijera continúa la intensa compra-venta de verduras. “Están buenas y es que lo ponen tan bien, tan bonito...”, comenta Marixa a su marido mientras recorren el mostrador de cebollas, pimientos rojos y verdes, guindillas, berenjenas, tomates, lechugas, coliflor, garbanzos...
Jon, en cambio, no pierde el tiempo, va directo a por una botellita de ajo negro. También las hay de perejil y de ajo blanco.
Gorros y calcetines
A su lado, Ana elige dos pares de calcetines de algodón y lana. Señal de que por las mañanas ya ha llegado el fresco a Vitoria es la remesa de medias, gorros, bufandas y guantes abrigaditos.
Mazorcas de maíz; mieles y propóleos, queso de oveja curado, otros de una ganadería de vacuno “bio-ecológica, a escala humana y con compromiso social”, de Olaberria; pasta y sémola, salsa de sésamo tostado y manzana o picante al estilo barbacoa; mermeladas; aceite, txakoli, y un largo etcétera.
La variedad es enorme en la feria ecológica que cada año muestra lo mejor de su despensa.
Gran variedad
Este año, con cambio de fecha en el calendario, ya que llevaba más de 25 años asentada el primer fin de semana de octubre y por una cuestión logística la han cambiado.
“Con un poco de miedo, no vaya a ser que venga menos gente por el cambio de fecha, que ya hay fieles que nos ha dicho, pues el fin de semana pasado no hubo feria... Pero, en general, se vende bien; está muy asentada”, resalta Maite.
Recuerda que al principio eran 4 y se ponían en Dendaraba y hoy ya son una treintena los puestos.
Con más tirón
En cuanto a los productos que más tirón tiene, enumera los panes y dulces, además de las verduras y legumbres a primera hora, para la compra semanal.
También el queso es siempre un producto muy atractivo”, señala. “Buena feria, vengo todos los años de Gámiz/Fika”, coincide Haizea.
A ella, pronto le quitan de encima los patés vegetales, ya sean de zanahoria con curry, pimiento, setas o puerro. “Quizá porque son más desconocidos; la base es la hortaliza”, aprecia.
Y para aliñar los buenos alimentos, la feria se completa con deporte rural, taller de semillero para txikis, showcooking ecológico y concierto del grupo Magufada.