El sábado pasado miles de alavesistas de todas las edades disfrutamos de un cumpleaños inolvidable. Los invitados salimos de la fiesta con un enorme regalo: el recuerdo de una nueva tarde de comunión albiazul, un partidazo de los nuestros para cerrar la permanencia y la ocasión de celebrar tres goles en nuestro estadio, algo menos habitual de lo que nos gustaría. Mendizorroza sopló 100 velas en pleno debate sobre su futuro en una tarde para el recuerdo y el homenaje a todo lo vivido allí durante su siglo como casa del alavesismo. Uno se hace mayor y efemérides como la de este fin de semana obligan inevitablemente a echar la vista atrás. Cae uno en la cuenta entonces de que lleva más de 30 años experimentando en ese estadio emociones difíciles de vivir con la misma intensidad en ningún otro sitio. Y espero que siga siendo así por muchos años más. El club debe avanzar y nos dicen que un estadio más grande y moderno es imprescindible para afrontar ese camino. Como en cualquier viaje lo más importante es no perder el rumbo. La mayoría de alavesistas con los que hablo asumen que toca abordar el proyecto para un nuevo Mendizorroza y pueden discrepar sobre si hay que reformar la casa o levantar una nueva. Pero aún no he encontrado a quien desee una mudanza. Por otros 100 años más, zorionak Mendi!
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