Hacer amistad en la sala de espera de Osakidetza no suele ser habitual. Pero hay una sala en la que sí ocurre. Una sala donde surge la oportunidad de ampliar la red de apoyo con personas que han pasado por situaciones similares y pueden identificarse con las experiencias, sentimientos y emociones de las otras pacientes. Sentarse en esa sala de espera, hablar y conocerse les ayuda mucho a sentirse comprendidas. Ante la adversidad de su enfermedad, en esas salas muchas pacientes crean un vínculo muy especial y se dan cuenta de que son capaces de superar grandes retos. La mayoría cuenta con apoyo en su ámbito cercano (familia, pareja, amigos,...). Pero lo que se llega a crear en ese espacio es diferente. Los tratamientos de estas pacientes son complejos y con visitas frecuentes al hospital. Una situación que altera las rutinas familiares, y los más pequeños también lo notan. Sin olvidar que son tratamientos que desgastan mucho. Una mujer con cáncer de mama puede tener fatiga, anemia, caída del cabello, dificultades para comer, vómitos... Ante el miedo, la rabia, la tristeza y la incertidumbre, muchas veces las propias pacientes son las que crean entre ellas una auténtica terapia que les hace más fuertes frente a la adversidad. Beti aurrera, Idoia!