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Estas cuatro cifras no corresponden a ningún décimo para el sorteo de la Lotería Nacional del sábado. Es la indemnización global en euros abonada a los 216 viajeros de un convoy de alta velocidad, en la línea Madrid-Málaga, por el retraso de 21 minutos en su hora de llegada. A escote nada es caro, reza el dicho popular y Renfe lo ha aplicado al pie de la letra para que los once gamberros que propiciaron la demora se rasquen el bolsillo a razón de 697,82 euros por cabeza. Ansiosos por empezar el jolgorio de una despedida de soltero, convirtieron el interior de los vagones y, en especial, la cafetería en una improvisada sala de fiestas con música, golpes, gritos y saltos. En la parada de Córdoba, la situación era ya insoportable y el interventor, haciendo uso de sus facultades, no tuvo más remedio que pedir la presencia de la Policía Nacional para desalojar a la gamberra cuadrilla. Los implicados se negaron a apearse del tren y sólo el buen hacer de los agentes logró que se quedaran en tierras cordobesas. Este caso del desenfreno festivo dentro de un vagón es extremo, pero también podrían aplicarse el cuento esos insoportables viajeros que se pasan la mitad del trayecto voceando en sus conversaciones por el móvil y de las que termina enterándose todo el pasaje.