levo días pensado. Dándole vueltas y no me decido. ¿Igual Laguardia? Sí. Un vinito en la calle Mayor (o dos o tres) y luego a comer a una bodega. ¿Y Artziniega? ¿Estará abierto el Museo Etnográfico? ¿ Y el Santxontena? Ay, no sé. ¿Y Gujuli? Pasar por las vías del tren siempre da ese toque de especial a la escapada. Qué difícil. De verdad, que nunca me había resultado tan complicado elegir a qué rincón de Araba le puedo dedicar mi fin de semana. La apertura de la movilidad entre territorios me ha traído a la memoria todas los planes que antes podía hacer sin apenas pensarlo y que ahora se presentan tan idealmente apetecibles que me cuesta elegir entre uno u otro. Claro que si abro el abanico, me voy a Donostia a comer pescado al puerto viejo o a la maravillosa playa de Bakio a la que siempre guarda en la lejanía un San Juan de Gaztelugatxe que hoy respira una tranquilidad desconocida. Hay ganas de salir. De moverse. De disfrutar. Pero no debemos olvidar que en los hospitales la apertura significa otra cosa. Temor e incertidumbre por volver a retroceder lo conseguido. Así que, cojamos el coche para ir lejos o cerca, pero asegurémonos que no volvemos a casa con un acompañante no deseado. Mascarilla, distancia social y, sobre todo, sentido común.