En la p. calle - Las trompetas diestras anuncian el apocalipsis sanchista para dentro de seis semanas. Uno de los que las tocan con más ímpetu es el director del digital Vozpópuli, Jesús Cacho: “Mientras tanto, redoblemos los esfuerzos para poner en la puta calle al sátrapa el próximo 23 de julio, si antes esos socialistas que parecen haberse enterado por fin de la intrínseca maldad, que no talento, del fulano, no lo hacen por su cuenta y riesgo y por el futuro del PSOE”.

Enmendar los destrozos - Tirando de solemnidad engolada, la columnera de The Objective Guadalupe Sánchez arenga a las huestes ultramontanas a tomar el palacio de verano: “El 23 de julio tenemos una cita con las urnas para designar a quienes vamos a encomendar la ardua pero imprescindible tarea de enmendar los destrozos del sanchismo. Los escogidos han de ser conscientes de que no sólo se les vota para que demuestren su capacidad de gestión cuadrando las cuentas, sino también para reconciliar a España con el Estado de derecho y la convivencia”. Todo eso.

Devastación - Claro que siempre hay espíritus agónicos que corren a ponerse la venda antes de tener la herida. Es el caso de Ignacio Camacho que, en ABC, ya piensa en lo que vendrá después de la caída de Sánchez: “Todo pinta a que volverá a perder, pero cualquiera que sea el resultado de esa operación suicida dejará un paisaje de devastación, un panorama de estragos que pondrá al ganador muy difícil la reconstrucción de un país emocional e institucionalmente fracturado, dividido a conciencia por un dirigente irresponsable que ni siquiera sabe digerir sus fracasos”.

El calor, baza secreta - El incombustible Luis María Anson no las tiene todas consigo. Según pontifica en La Razón, votar a 40 grados ayudará a Sánchez a quedarse en La Moncloa. O algo así: “Dirigentes del PSOE de todas las épocas habrían impedido a Sánchez presentarse a las elecciones generales en otoño. Pero Sánchez se adelantó convocando elecciones para el 23 de julio. Eligió la fecha que distorsionaba casi todo. Votar a 40 grados es una experiencia durísima, y no solo para los ancianos. Se comprende, en fin, por qué Feijóo no puede desdeñar a Pedro Sánchez que está dispuesto a permanecer en el poder a costa de lo que haga falta”.