Otra de carril. Las rebajas de pena a violadores tras aplicarles la llamada ‘Ley del solo sí es sí’ han procurado munición a cascoporro para los francotiradores de la prensa de orden.
“La soberbia engendra monstruos jurídicos”, titula La Razón su editorial. Lleno de coscorrones a la ministra Montero, pero con más saña a la delegada contra la Violencia de Género: “No vamos a entrar en un argumento claramente difamatorio como el expuesto por la juez Rosell, que retrata esa preconcebida superioridad moral de la izquierda. En cualquier caso, el mal está hecho sin que quepa esperar disculpa o rectificación alguna por parte de una ministra como Irene Montero, a quien no negamos su voluntarismo, con una suficiencia ideológica chocante”.
"Rosell logró superar la oposición para acceder a la judicatura. Esto demuestra que tenía capacidad de concentración y memoria, pero no parece que sea capaz de participar con éxito en la elaboración de un proyecto de ley"
Como ya es costumbre, la pieza del director del diario azulón, Francisco Marhuenda, es un calco del editorial. En este caso, bajo el título “Las chapuzas jurídicas del Gobierno”, y de nuevo con Rossell como pimpampum: “Las declaraciones de Rosell, para esconder la impericia jurídica de su ministerio, producen bochorno. Es una lamentable sobreactuación que llega a un absurdo cuando ve peligrosos machistas en cualquier esquina. Rosell logró superar la oposición para acceder a la judicatura. Esto demuestra que tenía capacidad de concentración y memoria, pero no parece que sea capaz de participar con éxito en la elaboración de un proyecto de ley”.
ABC sale con todo desde la primera con este titular: “Igualdad culpa a los “jueces machistas” del fiasco de su ley”. Debajo añade: “Arremete contra los tribunales por rebajar penas a agresores sexuales por el coladero de la ley del ¡sí es sí’ del que ya habían alertado los juristas”. Como complemento, un editorial titulado “El 'sí es sí', otra chapuza legal”, que contiene esta bofetada final: “Su fracaso es el fracaso de todos. No es gratificante que condenados por abusos o agresión sexual se liberen de años de cárcel así como así. Lo que no pueden hacer los jueces es aplicar la norma de manera arbitraria solo por un condicionamiento social o porque ese sea el deseo de una ministra. Si el legislador se equivoca, que rectifique y deje de acosar a los Tribunales con sus complejos ideológicos”.
"Irene Montero, se pasa por el forro los informes de los expertos, esos 'señoros' carcas que se creen por encima de la voluntad del pueblo sólo porque han estudiado Derecho"
Ignacio Camacho, uno de los principales columneros del vetusto diario dedica sus palabras más agrias a la ministra: “La modificación de un artículo puede tener efecto sobre otros muchos si el legislador no está atento o, como hace Irene Montero, se pasa por el forro los informes de los expertos, esos 'señoros' carcas que se creen por encima de la voluntad del pueblo sólo porque han estudiado Derecho. En la redacción de la Ley de Libertad Sexual –mal llamada de 'sólo sí es sí' en la semántica lega de Podemos–, la ministra de Igualdad desoyó las advertencias del Consejo del Poder Judicial, a cuyos miembros señaló con desprecio, y los reparos técnicos que juristas de otros ministerios formularon al texto”.
"Al adanismo de Irene Montero, que en sólo tres años ha reinventado la democracia, la ciencia jurídica, el feminismo y la naturaleza humana, hay que sumar además su incapacidad para pedir perdón"
Dos grados más arriba en la escala Richter de la colleja, en El Español, Pedro J. Ramírez, achaca a Montero “amateurismo, radicalismo ideológico e ignorancia de los fundamentos más elementales de la ciencia jurídica”. Es solo un entremés: “Al adanismo de Irene Montero, que en sólo tres años ha reinventado la democracia, la ciencia jurídica, el feminismo y la naturaleza humana, hay que sumar además su incapacidad para pedir perdón, asumir sus responsabilidades y dejar paso a gente más capacitada para el puesto que con tanto desacierto ocupa”. La pieza se titula “Las chapuzas de Irene Montero tienen un coste”.
Hasta ahora, hemos la palabra ‘chapuza’ en tres titulares. El editorialista de El Mundo va un paso más allá y define así la norma: “La ley del ‘solo sí es sí’ es un error histórico”. La letra menuda es brea ardiente: “Las novedades de la ley sonaron bien para el sector más fanatizado: se eliminó la diferencia entre abuso y agresión y se relegó la importancia de la violencia o la intimidación. Al final ha sucedido lo que el propio Ministerio negó que ocurriría: condenados por abusos y agresiones sexuales están viendo reducidas sus penas e incluso siendo excarcelados, pues el nuevo marco legal rebaja su castigo o incluso despenaliza algunos delitos. Es el efecto perverso de haber legislado en función de los prejuicios ideológicos, de espaldas a la realidad, a los consensos políticos y a la consideración de especialistas que previnieron lo que se iba a desencadenar”. Continuará, no lo duden.