Desde el año 2000 y tras 24 años de actuación, Marian Izaguirre continúa con su labor actualmente como presidenta de la Asociación Chernobil Elkartea. Su implicación en el proyecto surgió en el momento en el que se encontraba más estable, tanto económica como familiarmente, lo que le hizo plantearse que “había algo que hacer” y pensar en cómo podía echar un cable.

Lo que ha desembocado en un: “Y aquí estamos ahora”. En cuanto al objetivo de la organización, Marian nos cuenta que lo que hacen es sacar a niños y niñas menores de edad de la zona afectada por la radiación de Chernóbil, para que en un entorno de aire puro y comida sin contaminar por la radiación, puedan regenerar las defensas que la radiación les merma, pues el principal objetivo es que al final se conviertan en alumnos sanos.

La asociación fue fundada en 1995 y su primer programa de acogida comenzó en 1996, por lo que Marian comenta que lo más gratificante y lo más fácil de explicar sobre el trabajo que ellos hacen se basa en observar cómo un niño o niña mejora cuando viene aquí durante solo dos meses. Físicamente está clarísimo, porque al final de cada verano todo el mundo lo ve en su casa, ya que cada niño es un reflejo de lo que pasa.

“Haciendo la vida que hacemos nosotros, disfrutando del sol, de la playa, del monte y comiendo comida sin contaminar, no entendemos cómo puede cambiar tanto un cuerpo”, menciona. Emocionalmente, también les enseñan una sociedad diferente, otra manera de ver la vida, de enfrentarse a ella con otras expectativas y con más ilusión. “Allí la vida no es tan fácil y es difícil ver la ilusión. Aquí ven otra cosa”, señala.

Algunos de los niños ucranianos que vienen de acogida

Algunos de los niños ucranianos que vienen de acogida Cedida

Todos los integrantes de la asociación son voluntarios, pues es sin ánimo de lucro, por lo que son ellos los que tienen que hacer esto cuando acaban sus obligaciones en casa o en su trabajo. Sin embargo, entienden que el trabajo tiene que ser el necesario para que los niños y niñas vengan con seguridad, a pesar de que este sea mucho. 

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Cuando se trata de las familias, ellos también valoran que esta esté formada por una sola persona, no tiene por qué ser un matrimonio con hijos, ya que cualquier persona que tenga un entorno adecuado para atender al menor y que tenga ganas y esté dispuesto a estar pendiente de él es una familia acogedora apta. “A la vez que es un trabajo es un disfrute.

Porque está claro que disfrutas, pero hay que atender al menor. Ese es el requisito que pedimos a todo el mundo, pero no tenemos un modelo de familia. Todos son válidos”, subraya. Además, anima a que la gente se acerque a la organización y los escuche. Les invita a apuntarse si les gusta para que le den la oportunidad a un niño de conseguir todo eso.

Y es que tras la reciente guerra de Ucrania, Marian pone el ejemplo de los niños nacidos en los noventa que ya son adultos, padres de familia, y que han encontrado una salida para sus hijos en la oportunidad que un día tuvieron ellos cuando sucedió la catástrofe de Chernóbil. Por eso, la presidenta de la asociación no lo duda: “Para cualquiera que se lo piense es como tener una familia en otro país, que está ahí para cuando te hace falta”.

Miembros de la asociación durante una videollamada Cedida

Todo tipo de ayuda siempre es bienvenida

La asociación tiene voluntarios que hacen diferentes labores, desde la organización de actividades en verano, documentación, hasta dar información a las familias que se acercan, sobre todo en los días de llegada, cuando es importantísimo que cada niño vaya con su familia. Aparte, también reciben la ayuda de socios que con una aportación pequeña al año también contribuyen con su labor.

Además, Marian explica que suelen colaborar para la realización de las actividades con otras asociaciones independientemente de su causa: “Este año vamos a colaborar con una asociación que se dedica a personas con daño cerebral adquirido”. De esta forma, su trabajo en el día a día en la asociación sí se realiza de manera autónoma, pero sí que colaboran para ciertas cosas con otras ONGS.

Marian Izaguirre: “Ayudamos a venir a más de 400 personas”

La asociación no dudó en prestar todos los servicios que estaban a su alcance para ayudar a sus familias

Una manifestación a favor de la defensa de Ucrania Cedida

La experiencia más emotiva que Marian comparte con nosotros tiene que ver con el comienzo de la Guerra de Ucrania, ya que para ellos fue algo muy impactante: “Llevamos toda la vida trabajando con Ucrania y están allí nuestros niños de nuestras familias”. La zona en la que ellos se encontraban resultó ocupada, por lo que fueron treinta días “horrorosos” en los que no podían comunicarse con ellos.

No sabían lo que estaba pasando, pero en el momento en el que consiguieron contactar con ellos, la gente quería salir de allí. Por lo tanto, desplazaron un equipo de cuatro personas y estuvieron cinco semanas en Polonia. “Ayudamos a venir a más de cuatrocientas personas”, destaca.

Aun así, Marian está segura de que algunas de esas personas hubieran salido de Ucrania igual, pero cree fervientemente que “el llamar a la asociación, tener a alguien que te diga sal por aquí y cuando llegues aquí a Polonia estamos esperándote ayuda bastante”.

De hecho, había familias que llevaban casi diez años sin tener contacto y que lo retomaron al traer a los hijos de los niños que vinieron en su día con la tragedia de Chernóbil, y que ya son adultos de casi treinta años. Para ella fue muy importante porque de esas cuatrocientas personas vinieron muchos menores solos que no hubieran podido salir, y a los que ayudaron a venir con su familia de acogida de aquí.

“Tenemos bastantes casos de gente que está acogida por los acogedores de sus padres, porque la guerra ha puesto otra vez en contacto a las familias, y las de Ucrania han visto en las de aquí algo a lo que agarrarse”, afirma.