El kürtőskalács o kurtos, es un dulce típico de Hungría que se caracteriza porque se cocina con un cilindro unido a un pincho que se pone sobre un fuego abierto. Este pastel consiste en una cinta fina de masa con levadura, ligeramente condimentada con canela (o piel de limón) y bien espolvoreada con azúcar, lo que hace que sea una corteza dulce y crujiente.

Una vez hecho este dulce, se puede enrollar en canela, nueces, almendras, chocolate, etc. Antaño lo "horneaban" a la brasa. Desde hace unas décadas, aunque hay sitios que aún mantienen esa tradición, esta receta se puede hacer en un horno de gas o electricidad.

Desde el punto de vista etimológico, "kalács" significa pastel y "kürtős" chimenea. Es por esto que la traducción literal para definir este hojaldre con forma cilíndrica y hueca y que deja escapar el humo cuando están recién hechos es "pastel de chimenea".

El curto aparece documentado por primera vez en 1450 en un manuscrito de Heidelberg, que lo describe como un postre elaborado con tiras de masa dulce con levadura, enrolladas en espiral alrededor de un cilindro, untadas con yema de huevo y cocidas en el horno.

Sin embargo, la primera receta escrita de la historia de este se puede encontrar en 1784, en el libro de cocina Szekler de la señora Grof Mikes Mária de Poco (Condado de Covasna).

El kürtőskalács puede llevar nueces y almendras El Baúl Dulce

El Kürtőskalács era un postre que se hacía para las bodas. En estos tiempos está considerado uno de los postres húngaros más populares, y aunque tiene su origen en Transilvania -una región de Rumanía con mucha influencia húngara debido a que en el pasado perteneció a Hungría-, se puede degustar también en otros países. Pese a ser el mismo dulce, en Alemania se llama Baumstriezel, en Chequia y Eslovaquia Trdelnik o Trdlo y en Inglaterra Chimney Cake. Normalmente, se vende en panaderías, pastelerías e incluso puestos callejeros.

Algo curioso en este postre es su popularidad. Esto es, a pesar de existir su receta desde hace siglos, hace varias décadas empezaron a venderse en muchos sitios de Hungría. Tanto los ciudadanos locales como los turistas lo buscaban. Se ha vuelto algo necesario de probar si se hace un viaje a la capital húngara. Se considera tan importante que hay hasta festivales de Kürtőskalács.

De Transilvania a Vitoria

Los vitorianos tienen ya oportunidad de probar los curtos en la calle Los Herrán, 46. De martes a domingo, Kurtos & cream ofrece tanto curtos dulces como salados. Entre los curtos dulces se pueden encontrar sabores tan clásicos como el de kinder, hasta el de pistacho, un sabor en tendencia en los últimos meses. Otros 'toppings' muy golosos y demandados son los de kit kat, oreo, lotus o filipinos.

Si no te convence ninguno de los que ofrecen, tienes también la oportunidad de armar tu propio curto y añadirle el relleno de una fruta, una salsa, una nube y helado de yogur con dos toppings. Su precio varía de 7,50€ a 10€, según cuál elijas.

Si eres más de salado, también puedes probarlo relleno de ingredientes como carne, queso y salsas de distinto tipo. En este caso, el precio puede ser desde 12,50€ hasta 15€. El kurto Filadelfia con queso, lechuga, tomate, salsa tártara, queso fundido, carne estilo Philly y una rodaja de bacon, o el de camarones rebozados, son algunos de los más demandados.

El creador de contenido 'El Disfrutometro' especializado en temas gastronómicos ha sido uno de los primeros en dar a conocer este local y sus productos en sus cuentas de redes sociales difundiendo un sorteo en el que hay oportunidad de ganar un curto dulce, un curto salado y dos bebidas para dos personas. Habrá dos premiados que disfrutaran este dulce junto a su acompañante.

Otro popular crítico gastronómico en redes sociales, El Gastronauta alavés, ha promocionado este nuevo local haciéndose eco de la promoción que prepara el establecimiento para este viernes 31 de octubre. Coincidiendo con la noche de Halloween, partir de las 19.00 horas los 100 primeros niños -menores de 13 años- que se acerquen a Kurtos & Cream recibirán un mini kurto gratis.

Los pasteles chimenea más populares en centro Europa llegan ahora a Vitoria-Gasteiz para hacer las delicias de los más golosos y de los paladares más atrevidos en sus versiones saladas.