“El mejor regalo siempre será el poder reír, jugar y compartir tiempo con quien queremos”
Los dos personajes navideños calientan para encarar una nueva cabalgata y el reencuentro con la sociedad alavesa
Olentzero y Mari Domingiestán a punto de encarar otra tarde y noche repartiendo regalos e ilusión por las casas de Álava, como cada Navidad, con esa magia que solo ellos saben cosechar.
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Llega el día más importante para Olentzero, Mari Domingi y para muchos txikis alaveses, ¿Cómo afrontan este 24 de diciembre?
Con nervios, pero nervios placenteros, de los buenos. Son los nervios de llevar todo un año preparando una noche como esta, en la que todo tiene que salir perfecto para que la magia funcione. Nadie debe preocuparse: ya tenemos casi todas las cartas, las hemos leído y está prácticamente todo preparado. Además, contamos con una red enorme de colaboradores y colaboradoras, una ayuda que es difícil de imaginar. Gracias a ese auzolan y al trabajo conjunto, seguro que todo saldrá bien y llegaremos a todos los txokos en los que tenemos que estar.
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¿Qué es lo que más se está pidiendo este año?
Nos piden muchas pantallas, como viene siendo habitual en los últimos años. Siempre reflexionamos sobre ello: creemos que pueden ser útiles, pero en su justa medida. Nos da pena porque no ayudan a mirarnos a los ojos ni a conectar de verdad. Cada persona va por la calle con su pantalla y se pierde mucha conexión real. Por eso reivindicamos también regalos más orgánicos, pensados con calma, dedicando un ratito a la persona a la que queremos regalar. Con los materiales que tenemos a mano se pueden construir cosas con amor y con tiempo, y el tiempo es, sin duda, un gran regalo. A veces también nos piden eso: tiempo para conversar con quien más quieren, o deseos como Quiero que mi amama se cure, porque está mala. Cuando recibimos ese tipo de peticiones, se nos alegra mucho el corazón. El mejor regalo, también para los adultos, siempre será el poder compartir tiempo con quien queremos, reír y jugar.
Lo que hay que tener en cuenta antes de regalar estas Navidades
¿Qué sienten al ser la ilusión más esperada de cada Navidad?
Es un honor, pero también una gran responsabilidad. Por eso trabajamos todo el año para dar la talla y estar ahí. Pero no es sólo trabajo: también es disfrute, es poder regalar, estar presentes en cada casa y en cada familia. Nos gustaría llegar a muchas más, tenemos la oportunidad de visitar los hospitales de Txagorritxu, Santiago… y eso nos hace ser conscientes de que hay muchas personas que lo están pasando mal. Estas fechas no son fáciles ni para quienes están enfermos ni para sus familias, así que también nos gusta acordarnos de ellos. No nos olvidamos de los niños y niñas de Gaza, de Palestina, que están sufriendo. Para nosotros es una noche de alegría y de magia, pero también queremos mandarles un abrazo muy grande y mucha luz. Cada año venimos en el solsticio de invierno cargados de calor y de carbón. El carbón no es un castigo: históricamente ha servido para calentar los hogares y los corazones. Venimos con ese calor y con esa luz para que, después del solsticio, los días sean cada vez más largos.
Hoy empiezan a visitar los barrios de Gasteiz y mañana llega la cabalgata, ¿Cómo sienten la conexión con el público?
Es muy especial. Estos días se ve mucho brillo en los ojos, no solo en los txikis, también en quienes ya no lo son. Hay ilusión, ganas de compartir y de estar con la gente a la que se quiere. Nosotras somos solo representantes de todo esto, porque para que podamos hacer lo que hacemos hay muchísima gente ayudando. Los barrios ya están en marcha, nuestros galtzagorris y todos los seres del bosque también, y toda esa red de la que hablábamos está preparada. Formamos parte de un sistema colectivo y es muy importante recordarlo. Hoy en día tendemos a ir muy individuales y en soledad, y trabajar en equipo, sostenernos y ayudarnos mutuamente lo hace todo mucho más fácil.
¿Qué mensaje quieren transmitir a los más pequeños y a la sociedad alavesa en general?
Este año queremos hacer una invitación y es que nos hace muy felices estar aquí y poder hablar en euskera, que es nuestra lengua. El año que viene llega la Korrika y estamos muy ilusionados, por eso animamos a regalarnos el euskera: hablarlo y compartirlo.
"Poco a poco, entre todas, podemos aportar un poco más de luz a un mundo que a veces es muy oscuro"
En cuanto a los regalos, más allá de los regalos físicos, que son importantes, proponemos pensar en tres tipos de regalos: uno personal, ese pequeño capricho que llevamos tiempo deseando; otro para compartir con alguien, para jugar juntos, no estar cada cual con su pantalla, sino compartir un juego de mesa o jugar en la calle; y un tercer regalo, de esos que se quedan en el alma, los que recordamos por haber sido significativos. Compartir tiempo, espacios, risas… Nosotros reímos mucho y reivindicamos la importancia de reír y de jugar, porque jugar no es solo cosa de niños y niñas, también debería serlo de las personas adultas.
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¿Cuál sería su regalo ideal el uno para el otro?
Olentzero: A mí me encantaría que Mari Domingi me siga regalando su tiempo. Ya lo hace, pero el tiempo se ha vuelto algo muy preciado, sobre todo cuando bajamos de la montaña a las ciudades, donde todo va muy rápido. Compartir tiempo para reírnos y jugar es un gran regalo. Y ya de paso, yo quiero un queso de Mari Domingi, que es una quesera excepcional.
Mari Domingi: A mí me gusta mucho la escucha que me regala Olentzero. Cuando terminamos de repartir los regalos y llegamos a casa, compartimos todo lo vivido y todas las emociones, y él escucha muy bien. Sentirte escuchada es muy importante, así que le pido que me lo siga regalando. Y, si puede ser, también alguna de esas bufandas tan bonitas que me regala cada año.
¿Cuál es su deseo para 2026?
Que todo se calme un poco y que llegue la tranquilidad. Sabemos que el mundo está complicado, pero al menos pedimos serenidad. También que seamos conscientes de nuestros privilegios y que, desde ahí, intentemos vivir con coherencia, escucharnos, respetar nuestros tiempos y ayudar a quienes tenemos cerca. Poco a poco, entre todas, podemos aportar un poco más de luz a un mundo que a veces es muy oscuro. También deseamos que las personas que lo están pasando mal se animen a pedir ayuda. Pedir ayuda libera y siempre aporta calor, que es, en el sentido más amplio, con lo que venimos todos los años.