Dicen que ayudar a otros es también abrir ventanas al mundo que queremos construir. El escritor gasteiztarra Mitxel Elortza ha encontrado en la música, la ilustración y la narrativa un puente hacia la solidaridad.
Su obra Askatasun doinua –Melodía de libertad en castellano– cuenta la historia de Gaza y Cisjordania, dos niños separados por la injusticia que encuentran en la música y el arte un refugio y una voz.
Cada página, cada ilustración y cada acorde están pensados para despertar empatía y conciencia, enseñando que la solidaridad puede cruzar fronteras y tocar vidas más allá de cualquier muro. Incluso la gastronomía se suma al mensaje: la pastelería Artepan ha creado la Crunafah, un croissant solidario inspirado en el dulce árabe kanafeh, un gesto tangible que une sabor, creatividad y apoyo a la infancia palestina.
Mitxel Elortza no solo es escritor y músico: también es maestro y activista social. Desde octubre de 2023, cuando estalló el último episodio de violencia en Gaza, se implicó en el movimiento Gure haurrak ere badira, una iniciativa de la comunidad educativa vasca que organiza movilizaciones solidarias y envía ayuda directa a hospitales y familias palestinas a través de ONG como Paz con Dignidad.
Las acciones comenzaron en distintos barrios de Gasteiz y se extendieron a los centros públicos de Lakua, culminando en una gran movilización en la Plaza de los Fueros. Todo lo recaudado se destinó a apoyar a la infancia palestina, y estas experiencias fueron el germen de un proyecto más cercano y creativo: trasladar la solidaridad a través del arte y la educación emocional.
EXPERIENCIAS
De esas experiencias nació Askatasun doinua (Melodía de libertad), un cuento que pone a la infancia en el centro. La historia sigue a Gaza y Cisjordania, dos hermanos separados por la injusticia, que encuentran en la música un canal para expresar sus emociones y su esperanza.
Más que narrar hechos, el libro invita a niñas y niños a conectar con los sentimientos de otros y a manifestar su solidaridad a través del arte: la pintura, la música o cualquier forma creativa se convierte en un puente hacia la empatía y la comprensión. “La música y el arte son lenguajes universales que nos permiten comunicarnos con el mundo más allá del idioma o la raza.
En estas actuaciones, las melodías se convierten en una extensión del cuento, haciendo tangible la empatía y la solidaridad que el proyecto busca despertar
Frente a tanto sufrimiento, es esencial sensibilizar a los más pequeños desde la empatía y la interculturalidad”, explica Mitxel Elortza. Las ilustraciones, realizadas a mano por Mariñe Jairegi con la técnica del collage, complementan la narrativa y potencian la carga emocional del cuento.
En las presentaciones en bibliotecas y centros culturales, Mitxel interpreta al piano varias piezas, incluyendo composiciones propias, llevando el mensaje de la historia más allá de las páginas.
Como él mismo explica: “La música y el arte son lenguajes universales que nos permiten comunicarnos con el mundo más allá de la procedencia, el idioma o la raza”.
En estas actuaciones, las melodías se convierten en una extensión del cuento, haciendo tangible la empatía y la solidaridad que el proyecto busca despertar.
ARTEPAN
La solidaridad del proyecto no se queda en las páginas. La pastelería Artepan y el estudio creativo Kromatikor se sumaron con la iniciativa Crunafah, un croissant solidario inspirado en el dulce árabe kanafeh. Cuando Mitxel leyó sobre la iniciativa, vio la conexión inmediata con su cuento: en Askatasun doinua, Gaza y Cisjordania cocinan juntos kanafeh, y la mezcla con el croissant creó un puente simbólico entre culturas y sabores.
La pastelería Artepan y el estudio creativo Kromatiko se sumaron con la iniciativa Crunafah, un croissant solidario inspirado en el dulce árabe kanafeh
“La gastronomía también puede ser un puente para conectar con el pueblo palestino. Mezclar un postre local con los sabores del kanafeh me pareció una idea brillante y muy simbólica”, señala el escritor. Cabe destacar que todo lo recaudado se destina a la ONG Global Humanitaria, aportando un gesto tangible de apoyo a la infancia palestina.
CROWDFUNDING
Además del apoyo gastronómico, Askatasun doinua ha llegado a más lectores a través de una campaña de crowdfunding lanzada junto a @artistasconPalestina y la ONG @degazaalmundo. Todo lo recaudado se destina directamente a familias palestinas, creando un vínculo entre donantes y quienes reciben la ayuda. El proyecto también ha permitido enviar un ejemplar traducido al árabe a campamentos de refugiados en Jordania.
Por ello, el alcance del proyecto no se limita a Euskal Herria. Mitxel explica que, a través de la UNRWA, se ha enviado un ejemplar traducido al árabe a campamentos de refugiados palestinos en Jordania: “Espero que las niñas y niños palestinos sientan nuestro cariño”.
Inicialmente, tenían previsto enviar los libros directamente a Gaza mediante la ONG Mundu Bat, pero la pérdida de todos los miembros de la organización que residían allí hizo imposible el envío. Aun así, el proyecto mantiene su espíritu de solidaridad y conexión, demostrando que la cultura y el arte pueden tender puentes incluso en contextos extremadamente difíciles, valora el escritor.
Este proyecto también pone de relieve el papel de la cultura vasca como referente de solidaridad internacional. Más allá de la música, la ilustración o la literatura, demuestra que los artistas pueden ser agentes activos de cambio social
Más allá de la solidaridad inmediata, Askatasun doinua funciona como una herramienta educativa y emocional. Mitxel Elortza apunta que, al poner a la infancia en el centro de la historia, se pretende que niñas y niños desarrollen inteligencia emocional y aprendan a gestionar sus emociones frente a situaciones de sufrimiento ajeno: “A menudo me imagino cómo sería nuestra vida si, en lugar de haber nacido en Euskal Herria, viviéramos en Sudán, Haití o Palestina… y se me pone la piel de gallina solo de pensarlo”.
Esta reflexión guía el proyecto: ofrecer a las nuevas generaciones herramientas para comprender la injusticia, cultivar la empatía y, a través del arte, transformar la conciencia social.
Además, el carácter creativo de la obra, que combina música, ilustración y narrativa, permite que cada lector encuentre su propia forma de participar: algunos dibujan, otros tocan música, y muchos comparten sus emociones, convirtiendo la lectura en un espacio activo de aprendizaje y compromiso.
SOLIDARIDAD INTERNACIONAL
Este proyecto también pone de relieve el papel de la cultura vasca como referente de solidaridad internacional. Más allá de la música, la ilustración o la literatura, demuestra que los artistas pueden ser agentes activos de cambio social, utilizando sus creaciones para sensibilizar, movilizar y tender puentes entre comunidades distintas.
La combinación de creatividad, educación y compromiso convierte cada gesto en una forma de construir conciencia colectiva. Según Elortza, iniciativas como esta muestran que la solidaridad no depende únicamente de grandes campañas, sino también de la suma de pequeñas acciones que, juntas, generan un impacto tangible y duradero: “Que esto sirva para generar conciencia y ser un punto de partida para nuevas iniciativas solidarias”, afirma. De este modo, Askatasun doinua y la Crunafah se convierten en símbolos de transformación de distintas realidades.