Han pasado ocho años desde que el Ayuntamiento desalojó a los vecinos de los portales números 40 y 42 de la calle Santo Domingo al ser inhabitables estos dos bloques de casas del Casco Viejo, y los pisos continúan cerrados y en estado de deterioro.

Ensanche 21 se ha reunido este lunes con a los dueños para mostrarles el precio de tasación de las viviendas, abriendo así la puerta a una posible compra de las casas y a una futura rehabilitación por parte de la sociedad municipal con el fin de ponerlos en alquiler.

La valoración del inmueble del número 40 es de 397.000 euros mientras que el bloque del 42 de la calle Santo Domingo asciende a 409.000 euros.

Buscar una solución

Por ahora, todo está en el aire a la espera de la respuesta de los propietarios, pero es otra alternativa a explorar con la idea de poner fin, de una vez, a la compleja situación que rodea a estos inmuebles de Santo Domingo. Así se desprende de la respuesta del concejal de Modelo de Ciudad a Elkarrekin.

El edil Borja Rodríguez ha explicado que ya se han realizado las obras mínimas para analizar el actual estado de los edificios.

Así, se han quitado los falsos techos, revisado las bajantes de las casas por si había humedades, destapado las cabezas de los pilares y revisado las fachadas.

Inspección

Según Rodríguez, tras la inspección realizada en agosto, se determinó que "la estructura está bien y no se han detectado daños significativos en los pilares", más allá del deterioro que ya tienen las viviendas.

Los dos portales de Santo Domingo, dos bloques de seis viviendas cada uno, tienen tres plantas y todos los dueños, salvo dos, están realojados en otras casas.

Casco Viejo

El escenario que maneja actualmente el Casco Viejo de Vitoria en materia de vivienda urge de soluciones. Principalmente, por el deterioro de sus edificios, al tratarse de viviendas visiblemente antiguas con problemas estructurales.

El Casco Viejo gasteiztarra tenía hace un año 5 edificios completos y 4 cuatro viviendas a las que se les ha aplicado un expediente de desalojo, es decir, que sus residentes han tenido que abandonar sus domicilios por el deficiente estado de la estructura, convirtiéndose en una espacio imposible de habitar.

En este sentido, indica Rodríguez que en los últimos 12 meses, el Ayuntamiento no ha emitido ninguna orden de desalojo.