El Ayuntamiento de Vitoria abre hoy al público el laberinto vegetal de Olarizu. Situado a la entrada del parque, este jardín lúdico pretende ser un reclamo para visitar el jardín botánico.

Compuesto de más de 6.000 ejemplares de carpe plantados hace un año, los setos aún tiene que crecer hasta alcanzar su altura máxima de 1,70 metros y más frondosidad.

Será en primavera cuando lleguen a su esplendor, subrayan la alcaldesa, Maider Etxebarria, y la concejala de Espacio Público, Beatriz Artolazabal en la inauguración de esta infraestructura verde a la que ha asistido también el viceconsejero del Gobierno Vasco Jakes Agirrezabal.

Horario de verano e invierno

El horario de apertura es de 10.00 a 17.00 horas del 1 de octubre al 31 de marzo y de 10.00 a 20.00 horas del 1 de abril al 30 de setiembre.

Una de las características del laberinto de Vitoria es que está compuesto de carpe, una planta autóctona y muy resistente que cambia de color con las distintas estaciones del año, desde el marrón hasta el dorado. Parte de su hoja se cae en otoño, pero no toda, para volver a brotar en primavera. 

Además, el recinto está repleto de simbología que buscar retrotraer al visitante a la antigua Grecia.

Así, el recorrido comienza con una frase del filósofo griego Séneca grabada en el suelo: Tal sucede a los que corren deprisa en un laberinto: su misma velocidad les desconcierta.

El laberinto de Creta

Y cuando el visitante encuentra la salida, el laberinto le despide con otra: Quien han superado sus miedos será verdaderamente libre.

En el centro, la figura de Ícaro, hijo de Dédalo, hace referencia al laberinto de Creta, construido para esconder a Minotauro.

Incluye también referencias al hilo rojo que Ariadne proporcionó a Teseo para salir del laberinto.

En el interior, los caminos se suceden como en cualquier laberinto vegetal de los que acostumbran a verse en países europeos. En Euskadi, el abierto hoy en Gasteiz es el único por ahora. 

La primera mujer botánica

El laberinto vegetal de Olarizu es, además, un homenaje a la primera mujer botánica de España, Blanca Catalán de Ocón, vinculada a Vitoria, ciudad en la que falleció en 1904.

Y es que, a partir del Renacimiento, los laberintos vegetales se integraron en el diseño paisajístio de los jardines europeos clásicos, como elementos asociados al juego y la sorpresa, un reto para los visitantes.

Por sus dimensiones, el laberinto vegetal de Olarizu no es muy grande. En un principio iba a ocupar 5.000 metros cuadrados, pero se ha quedado en 3.000 al ser modificado por las críticas de los vecinos que criticaron que estaba muy próximo a las viviendas.

También se mejoró el acceso, ahora urbanizado y con bancos y ejemplares de morera, para hacer del lugar un espacio de disfrute de la naturaleza, ya que no se trata de llegar rápido sino de permanecer en el camino y disfrutarlo como si del hilo de un ovillo se fuera tirando.

Desafío y misterio

Siempre asociados al misterio, desafío personal, autoconocimiento y camino hacia la verdad, por su valor simbólico, los laberintos vegetales han estado muy presentes a lo largo de la historia en la mitología, arte, literatura, arquitectura y jardinería.

El de Olarizu invita al juego y al divertimento, pero también a la calma, serenidad, reflexión y a la conexión del ser humano consigo mismo y con el entorno que le rodea; un lugar de encuentro entre la zona rural y urbana de Vitoria.