El balance de 2024 que ha dado a conocer este miércoles Cáritas Vitoria demuestra que la realidad social de Álava está lejos de pintar de color rosa. Y es que aunque la situación ha mejorado, en el sentido de que han bajado las familias atendidas en sus despachos (507 menos, respecto a las 4.525 atendidas el pasado año frente a las 5.032 de 2023), lo que podría atribuirse por los cambios a la hora de acceder a la Renta de Garantía de Ingresos (RGI) y los menores requisitos de acceso a prestaciones para familias con menores a cargo y “que casi estamos en paro técnico”, sigue teniendo sus claroscuros. Entre ellos, que va surgiendo otro rostro de pobreza en el territorio, que se ha unido al de mujer migrada y con hijos: el de los jóvenes.
En este caso, con dos perfiles diferenciados: el de los que tienen de 30 a 35 años, “que dependen de sus familias, con padres de 60 a 65 años, que pueden apoyarles porque han tenido su trabajo y gracias a ellos, tienen ese colchón” y el de los que llegan de fuera, entre los que se multiplica sus apuros a la hora de encontrar un alojamiento porque carecen de cualquier red.
Brecha salarial
Y, nuevamente, vuelve a haber matices entre la vulnerabilidad de los que no peinan canas.
“No podemos ni debemos olvidar que, según los datos del Observatorio de la Juventud de Euskadi, una mujer menor de 35 años cobra en torno a 1.299 euros al mes de media, que se elevan a 1.498 en el caso de los hombres, por lo que destinan el 80% de su salarios a la vivienda, ya que un piso en alquiler en el entorno se sitúa en los 1.260 euros”, ha destacado el secretario general de Cáritas Vitoria, Ramón Ibeas, que, por cierto, tras 20 años de ejercicio, el próximo 1 de septiembre será relevado por Jesús Gutiérrez, gerente de Jeiki.
Lo ha hecho durante la presentación de este balance en el que ha estado acompañado de Maite Sebal, directora de Cáritas Vitoria, y de Javier Querejazu, delegado episcopal.
"Con más intensidad"
Además, a las personas que han atendido lo han hecho con “más intensidad”.
“Ahora estamos en torno a las 25.000 entrevistas de inserción, cuando en la pandemia estábamos en 19.000, lo cual quiere decir que tenemos que hablar con las personas más veces porque los problemas que traen son cada vez más complicados”.
Fundamentalmente, tienen que ver con vivienda, ropa y alimentación, “lo que nos indica que la precariedad de quienes peores condiciones de vida tienen está afectando a sus necesidades básicas. En Álava se está planteando con claridad una fractura”.
Esta cruda realidad se tradujo en que sus despachos de acogida ofrecieron 577 apoyos económicos, para los que esta entidad puso 123.000 euros a fondo perdido.
ESPERANZA
Mientras haya personas, hay esperanza es el lema de la campaña del Corpus 2025 que se celebrará este domingo en las parroquias de Vitoria. "Merece la pena seguir apostando por las personas. Especialmente, por las que peor futuro tienen, si no se las interviene de la mejor manera", subraya Querejazu.
Ese querer funcionar con esperanza tiene "su base real", dada la generosidad que Cáritas Vitoria ha obtenido, a través de donaciones, para intentar paliar los desastres de la DANA (351.690 euros), terremotos y conflictos de todo tipo (como los 54.400 euros para los de Tierra Santa).
Formación y empleo
Por otra parte, se han continuado intensificando los esfuerzos en formación y el empleo dirigidos a la promoción personal y social y al acceso de oportunidades de futuro. Sobresalen, por ejemplo, las 224 personas acudieron a los cursos de alfabetización.
Y en los diversos talleres del programa de empleo son 218 las que realizaron un proceso tanto ocupacional como prelaboral, a las que hay que añadir 702 (62,8% mujeres) que acudieron como demandantes del mismo a la agencia de colocación Lanbila, que gestionó 294 ofertas, de las que cubrió 173, y 15 lograron el tan ansiado arraigo.
Respecto a las empresas de inserción vinculadas a Cáritas, realizaron 26 contratos: 13 en Berjantzi, otros 13 en Lanagro (Rioja Alavesa). Y en la fundación Giltza hay una plantilla de 39 personas en inserción laboral.
El dinero invertido en el programa de empleo en 2024 fue de casi un millón de euros (986.399 euros), en los que están incluidos las becas formativas (que supusieron un gasto total de 295.453 euros).
Próximas líneas de actuación
Entre las líneas de actuación para el curso 2025/26, Sebal avanza que se pondrá especial atención a los retos que nos plantean las nuevas situaciones de pobreza: alimentación, ropa, vivienda, acompañamiento específico al perfil mayoritario de mujer y al emergente de jóvenes, “sin olvidar la actividad de los programas de Infancia y Mayores y reforzando los programas de Formación y Empleo”.
Aparte, impulsará el modelo de acción social que su asamblea ha ido aprobando en los últimos años y cuya idea central se resume en tratar de “Hacer bien el bien”.
Para ello, lanzarán procesos formativos dirigidos a su voluntariado y personal técnico para ofrecer pautas sobre cómo mejorar esos procesos de acompañamiento.