Lurdes Errasti, presidenta de Denon Eskola, la federación de ampas de las escuela pública alavesa, no duda en hacer un hueco de su agenda, incluso en un día como el de su cumpleaños, para hacer un repaso a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA de cuáles son los logros y desafíos de los colegios de la red pública de este territorio.
¿Cómo valora el estado actual de la escuela pública de Álava?
–Yo quiero ser optimista. Veo las cosas que se han hecho bien y las que funcionan. Nuestra defensa por aportar más medios no es porque tengamos una escuela mala, que haya que mejorar sí o sí. Tenemos una escuela de calidad: una de muchos valores, que están ahí, y en la que somos punteros, donde funciona la integración, el fomento del trabajo en equipo, el euskera...
¿Qué avances se han logrado últimamente, por ejemplo?
–Un avance importante es que hace unos años, según la Administración, no existía segregación escolar, y ahora la reconoce y empiezan a poner medios. Hay que intentar que los centros escolares, tanto públicos como concertados, al final sean representativos y que muestren la riqueza cultural, idiomática y de etnias que hay en el barrio en el que están asentados, para que no sea ni un colegio de élites ni, al revés, de familias pobres.
Precisamente, ahora que estamos en plena fase de prematrícula, para el alumnado de las aulas de dos años, así como para quienes accedan por primera vez a un centro o quieran cambiar de modelo lingüístico, ¿se han dado pasos contra la segregación?
–Nos falta conocer esos datos. No lo terminamos de ver ni tenemos la información que consideramos necesaria para realmente ser garantes de que eso realmente se está haciendo como se debe. Tenemos la Comisión de Garantías, para informar y trabajar sobre cómo se produce ese proceso de matriculación y analizarlo a posteriori para ver dónde se puede mejorar. En ella estamos representados todos los estamentos de la sociedad educativa: el profesorado, los equipos directivos, sindicatos, o el mismo Ayuntamiento, que también es parte interesada.
Y ahí es donde deberíamos contar con los datos suficientes, necesarios e imprescindibles, para realmente validar el proceso que se está dando sobre la matriculación. Pero, de momento, solo están en manos de la Administración y cuando los pedimos, tardan mucho en darlos a conocer.
¿De qué manera se puede seguir mejorando la escuela pública?
–Yo, como madre, siempre he intentado mantener una exigencia de máximos y la escuela pública es válida. Tiene un ratio bastante decente en cuanto al profesorado por alumnos, pero si puede disminuir, mejor. Al final, el objetivo de todas las familias, aunque sea utópico, es que nuestros niños tengan una atención personalizada. Y es la escuela pública, más o menos, se da, pero cada vez somos exigentes en cuanto a la existencia de logopedas, del acompañamiento a niños con necesidades especiales y la integración y no solo para los que tienen alguna dificultad física o intelectual, sino para los que vienen de fuera. El acompañamiento debe de ser cada vez más estricto y más continuo para que se integren desde el principio: el cambio cultural, de idioma, de hábitos escolares en la relación con otros niños, que en la escuela pública se está llevando bien desde hace mucho tiempo porque, además, cada centro es autónomo a la hora de gestionar los recursos que les proporciona la administración. Pero hay cosas que mejorar.
¿Por ejemplo?
–Entendemos que el dinero que se aporta desde el Gobierno Vasco debe de ser mayoritariamente para la escuela pública. La concertada debe de tener otras fuentes de financiación. Deben participar con las mismas reglas de juego con las que lo hacemos nosotros, pero, a veces, nos da la sensación de que no estamos al mismo nivel y que igual hay aportación económica que debería de ser más destinada a la escuela pública. Estamos también en un momento crítico a nivel educativo porque disminuye cada vez más la natalidad y hay colegios con cada vez más huecos.
Los anuncios de fusión de colegios, por esa bajada de la natalidad, está marcando la actualidad de este curso. Aunque se integren, ¿qué aspectos son los que deberían de seguir priorizando?
–Estamos ante el inicio de esas fusiones. Desde Educación, de acuerdo a un estudio que tienen hecho a largo plazo, sí que hay seis centros de la pública que se van a unificar. La idea no es reducir el profesorado ni la atención a los niños. Ya el año pasado el colegio Santa María y la ikastola Landazuri lanzaron una matrícula única para menores de dos años porque no hay niños. Entendemos que la pretensión no es reducir la plantilla del profesorado, sino hacer un trabajo único, un proyecto integrador en los dos centros. Para la prematrícula del próximo curso de Umandi y Aita Orbiso pasará lo mismo. Entiendo que harán hincapié en las necesidades que tienen a la hora de fomentar más la acogida, el desarrollo del euskera, y que las familias se van a tener que organizar a la hora de plantear unas actividades extraescolares conjuntas.
Ya el curso pasado estuvieron unificando los horarios de entrada y salida para una mejor coordinación. Pero es un tema, que para mi gusto, la administración no ha trabajado lo suficientemente bien porque no ha habido la información suficiente... Sabemos que van a unirse, no sabemos cómo se va a llamar el nuevo centro, no conocemos su plan.... Y cuando preguntamos a la delegada de Educación sobre este tema, nos dice que ya se ha informado a las personas competentes, pero, lo que pasa, es que esas personas competentes también somos las que participamos en la Comisión de Garantías y no tenemos información. Creo que el proyecto puede resultar muy interesante, pero para las familias que ahora están intentando entrar en un centro escolar nuevo, la información tiene que ser mucho más transparente y coherente. Y no tenemos la sensación de que la información sea suficiente. No puede ser.
Pero la queja no es solo por parte de las familias, es también por parte del profesorado, de las ampas que ya están ahí trabajando... Es un poco a hechos consumados: “Hay un borrador y trabajad sobre él”, pero no se nos ha permitido preparar ese borrador de antemano y hacer un debate mucho más integrador, para un proyecto más humano, que es, al final, en lo que consisten los centros escolares. Es un proyecto diseñado desde la Administración. Estoy convencida de que cumplen con toda la legislación, pero falta ese espíritu de compartir la información, de aceptar críticas y sugerencias, para hacer un trabajo en equipo, que es de lo que se trata en los centros escolares. Y para el curso 2026/27 le tocará a Adurza y San Ignacio.Y eso solo en la pública.
¿Y qué hay de la enseñanza rural? ¿Sigue la inestabilidad en su personal docente?
–Sigue más o menos igual. El problema que tenemos en muchos centros escolares del resto del territorio es que las horas que se ofrecen, no son suficientes para hacer una jornada de trabajo completo. Y hacer una oferta laboral a un profesor, por mucho que esté en lista, que igual vive en la costa de Bizkaia y que venga a Rioja Alavesa para tener dos tercios de jornada, igual ni siquiera le sale rentable. Pero esa demanda existe y es responsabilidad de la Administración satisfacerla porque tiene el mismo derecho a una clase de filosofía, de inglés o de música, un niño de la capital que el de un pueblo. También está el problema de interinidad de muchos profesores. Uno endémico ya no solo de Educación, sino de todas las administraciones. Pocos profesores son fijos. Están dos o tres años y luego van rotando. Y aunque pueda ser enriquecedor para el centro, al final cuesta que todo eso funcione.