Agentes e investigadores de la Guardia Civil han logrado desarticular una trama dedicada a la explotación de migrantes a los que empleaban en labores agrícolas a cambio de un salario irrisorio y en unas condiciones rayanas con la esclavitud.

El epicentro de esta actividad ilegal era una chalé okupado en Villamediana de Iregua, en La Rioja, propiedad de una entidad bancaria en la que se alojaban cerca de 60 temporeros subsaharianos, 15 de ellos, en situación irregular.

Imagen del chalé donde se encontraban alojadas las víctimas Cedida

A estos, incluso, se les cobraba por vivir ajenos a cualquier condición de salubridad o se les agradía sin miramientos si se negaban a trabajar.

Parte del trabajo realizado por este personal se realizó sobre viñedos alaveses, tal y como apuntan fuentes de la Benemérita consultadas.

Detalles de la operación

En total, el operativo concluyó con tres personas arrestadas, de entre 44 y 52 años. Todos ellos, acusados de ser los presuntos autores de delitos contra los derechos de los trabajadores, lesiones y omisión del deber de socorro.

Todo ello es el resultado de la llamada operación Espasmo, llevada a cabo en el marco del Plan de actuación contra la trata de seres humanos y la explotación laboral.

El operativo, en su tramo final, ha contado con la participación de 48 agentes, que contaron con el apoyo del equipo Pegaso de drones.

Según fuentes conocedoras de la operación, los sospechosos sometían a condiciones de explotación a alrededor de 60 temporeros extranjeros en situación de extrema vulnerabilidad, procedentes del norte de África.

Estos habían llegado a La Rioja para trabajar en la campaña de la vendimia. Los migrantes, algunos de ellos en situación irregular, vivían en condiciones insalubres bajo la constante amenaza de perder su único sustento.

La vivienda de los horrores

La Guardia Civil explica que la citada vivienda carecía de higiene y de ventilación adecuadas y los trabajadores debían pagar entre 120 y 140 euros al mes por dormir en colchones en el suelo.

Los agentes también descubrieron que uno de los habitantes de la vivienda, un ciudadano procedente de Senegal, había sido atropellado y agredido por negarse a trabajar en la vendimia por seis euros diarios.

El operativo policial se puso en marcha a finales de septiembre después de que se tuviera conocimiento de que un temporero había sido obligado por su contratante a vivir en una vivienda en Villamediana.

Los agentes montaron un dispositivo de vigilancia del chalé. Lograron descubrir que varias furgonetas salían cada mañana cargadas de temporeros con destino hacia Álava, Logroño (La Rioja) y Mendavia (Navarra).

Los guardias civiles comprobaron que los vehículos realizaban paradas estratégicas y que adoptaban medidas de seguridad para evitar ser seguidos.

Condiciones de los migrantes

Una vez informados de sus derechos laborales, 17 de los temporeros denunciaron las precarias condiciones en las que vivían y trabajaban.

Revelaron que cobraban solo ocho euros por hora, que trabajaban jornadas de nueve horas, con un descanso de apenas quince minutos, y que debían pagar cuatro euros diarios por el transporte a las viñas, además de entre 120 y 140 euros mensuales por el alojamiento.

También debían abonar las bombonas de butano para cocinar, lo que agravaba aún más su precaria situación.