El pasado fin de semana, cuando la madrugada ya dejaba paso al amanecer, las alertas volvieron a activarse en las centrales de coordinación policial de Vitoria. Un joven acababa de ser apuñalado en el barrio de Coronación.
Con posterioridad, los dos presuntos autores de los hechos fueron detenidos para aportar un poco de sosiego en un contexto de creciente preocupación por hechos de similares características.
Desgraciadamente, el uso de armas blancas ha dejado de ser una anécdota en Gasteiz para convertirse en un hecho recurrente que ocupa y preocupa a los profesionales encargados de garantizar la seguridad ciudadana de la población vitoriana, que acostumbran a decomisar más de una decena de estos objetos cada semana solo en el caso de la Ertzaintza.
Bajo esos parámetros, hay constantes que se repiten para explicar un fenómeno en auge. Los hechos acostumbran a circunscribirse a ambientes ligados al ocio nocturno y o a zonas muy concretas, como el Casco Viejo y barrios adyacentes.
Respecto a los autores, estos responden a un perfil muy concreto: varones y jóvenes, no mayores de 30 años, que portan y usan navajas, cuchillos y filos similares, bien para apoyar eventuales acciones delincuenciales o bien para marcar territorio en ambientes culturales muy determinados.
La realidad es tozuda, y se dibuja en estadísticas muy concretas. En la CAV se producen una media de 54 delitos y 90 infracciones administrativas al mes relacionados con armas blancas y con su posesión y porte, y en Álava, 10 y 16 casos, respectivamente, fundamentalmente, en Gasteiz, que aglutina el 90% de los expedientes abiertos por uno y otro motivo.
Robos con violencia
Ahondando en ese contexto, el 48,3% de los delitos cometidos con este tipo de armas se trata de robos con violencia e intimidación. También hay otro 24,3% de los casos relacionados con expedientes de lesiones graves y menos graves y un 20,2%, con amenazas. El resto del listado se completaría en porcentajes menores con situaciones de homicidios y tentativas, atentados contra agentes de la autoridad y agresiones sexuales.
Debate político
La situación ha llegado a tal punto que ya excede los ámbitos meramente profesionales y se ha aupado a otros en los que la palabra se convierte en protagonista. De hecho, en instituciones como el Ayuntamiento de Vitoria, varios de sus órganos ya han debatido sobre las políticas ya en marcha para atajar los hechos relatados.
En cualquier caso, son los policías los que se enfrentan de tú a tú con aquellos que deciden salir a la calle armados con un filo. “Son potenciales homicidas”, indica un agente de la Ertzaintza con lustros de experiencia en la lucha contra los delincuentes en las noches de la capital alavesa y que ha decidido describir a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA cómo es el día a día de las patrullas ante la eventual aparición de este tipo de armas. Su experiencia al respecto, es reveladora, ya que ha tenido que actuar en varios de los incidentes que han acabado a navajazos en las calles y en locales gasteiztarras.
En esos contextos, el decomiso de armas blancas no es una cuestión poco habitual. El número de navajas, pinchos y similares incautados por los agentes de la Policía Local y la Ertzaintza es muy variable. Depende de muchas circunstancias inherentes al tipo de actuación. Varía si las patrullas pueden hacer cacheos o no por el número de actuaciones o por el número de personal disponible en cada jornada. Pero no se circunscribe sólo al fin de semana. Es a lo largo de la misma. En cualquier caso, una semana tipo concluye por encima de las 10 aprehensiones solo por parte de agentes autonómicos.
Esos decomisos se dan preferentemente en zonas como el Casco Viejo y barrios adyacentes. Precisamente, en esas zonas se han producido alguno de los sucesos más sonoros que han acabado con personas heridas por arma blanca, como un reciente ajuste de cuentas por temas de drogas en Aldabe o los hechos acaecidos en Coronación hace apenas unos días.
También las aprehensiones de este tipo de armas se dan en ámbitos como el ligado al ocio nocturno y, en concreto, en locales muy determinados y que están bajo el foco de la atención de los investigadores por su capacidad para aglutinar clientes y actividades como el tráfico de sustancias estupefacientes o la presencia de integrantes de grupos juveniles violentos.
Varones jóvenes
En esos ambientes y localizaciones, los agentes tienen las herramientas y la experiencia para tratar de perfilar a quien porta un arma blanca. Quienes usan este tipo de herramientas o las poseen acostumbran a ser son varones en la práctica totalidad de los casos. En casi el 40% de los mismos, tienen entre 16 y 25 años.
“No llevan navajas o machetes para cortar chorizo”
Ante las evidencias, no son pocas las voces de ertzainas y policías que solicitan un cambio de legislación para que la tenencia de filos sea castigado con penas privativas de la libertad. Hasta la fecha, ser descubierto con una navaja, cuchillo o similar puede implicar una multa administrativa que, en el peor de los casos, ni siquiera es abonada al conocerse cómo evitar el pago, con declaraciones de insolvencia, por ejemplo. Es cierto que las multas se han incrementado y que se han puesto en marcha operativos frecuentes para retirar este tipo de armas de las calles, con redadas y actuaciones preventivas en lugares estratégicos desde el punto de vista de la seguridad ciudadana.
Sin embargo, “ya no es cuestión de más agentes o de mayor formación. No se puede evitar el acceso a un arma blanca. Casi es una cuestión de cinismo, tanto de la sociedad como de la política”, indica el agente contactado por este rotativo.
Su realidad es que los agentes de la Policía Local y de la Ertzaintza decomisan cada año “miles” de navajas y objetos similares en la CAV. No está prohibida su venta ni es necesario ningún trámite ni control previo para hacerse con un filo. Ni siquiera con los machetes. “Es muy fácil hacerse con uno”.
Estas palabras completan las aportadas en su momento por el consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, ahora en funciones. Según sus estadísticas, solo entre febrero y agosto de 2023, se ocuparon por parte de la Ertzaintza y de las policías locales, aproximadamente 1.224 armas blancas y otros objetos peligrosos en Euskadi. También aseguró que se estaba desplegando “una actividad importantísima” y destacó que había “aproximadamente 583 sanciones en base a la ley de seguridad ciudadana que prohíbe el porte, exhibición y uso de estas armas en lugares inapropiados”.
“Al final, detrás de cada navaja hay un potencial homicida. Cada fin de semana hay decenas de casos. Por la noche, en una discoteca, en el ámbito de grupos juveniles violentos. No llevan navajas o machetes para cortar chorizo”, explica el ertzaina. Ese potencial homicida puede enfrentarse a situaciones de estrés, o verse en un ámbito delictivo o tener que hacer frente a una situación de venganza o celos. “Ya es una circunstancia habitual”.