Los autores de aquella melodía, Mike Post y Pete Carpenter, no darían crédito. El no va más. La banda sonora de El equipo A tronaba en Postas a eso de las 16.00 horas. Junto a la furgoneta negra y con adorno geométrico rojo a ambos lados no estaban el coronel John Hannibal Smith, ni el teniente Templeton Fénix, ni el capitán HM Murdock. Ni siquiera estaba el excéntrico MA (Mala Actitud) Baracus con sus joyas al cuello, su cresta y su mal genio legendarios.
Allí solo había decenas de blusas y neskas de Los Alegríos saltando, bailando y degustando los elixires que repartían desde el vehículo, que esperaba su turno para salir en paseíllo, Dato mediante, por la ruta de costumbre en el Ensanche con la misión de llegar a un coso que, desde hace tiempo, acoge todo tipo de actividades menos las de lidia. Pero eso es otra historia.
Este jueves se ha celebrado la primera kalejira del año con unas cuadrillas a rebosar de integrantes y de ímpetu, que lo dieron todo en su día grande. Han sido el fiel reflejo del espíritu con el que la ciudad ha acogido la celebración del Día del Blusa y de la Neska, que en el resto del Estado es la festividad de Santiago. Porque, para especiales, los de Gasteiz.
Txarangas
Domados por las sugerencias de la fotógrafa de DIARIO de NOTICIAS DE ÁLAVA encargada de retratar el paseíllo de ida, los integrantes de las primeras cuadrillas que abrieron el desfile paraban en su deambular festivo bajo los ritmos de sus txarangas para retratarse para los lectores de este rotativo. Compaginaban lo de posar con lo de dar cuenta de los katxis dispensados por las furgonetas, furgones y camionetas que hacían las veces de coches de asistencia para remediar los males de blusas y neskas.
Tampoco han perdido el tiempo y blusas y neskas de todas las generaciones posibles han repartido pegatinas entre los txikis, incluso agua en dispensador para los más acalorados, que hoy han sido cientos, ya que la solana ha dado de lleno entre Dato y Florida. Pero no han perdido el ritmo marcado por sus avituallamientos rodantes.
Cada una de las cuadrillas ha paseado su dignidad festiva a los ritmos de sus bandas y txarangas, que han tirado de repertorio tradicional. Desde ritmos latinos, hasta el tradicional Todos los días sale el sol, de Bongo Botrako, sin olvidar los mejores hits del cancionero festivo vitoriano.
Cada una de las letras posibles, imposible de ejecutar dadas las circunstancias, se compensaba con tarareos y golpes de voz casi unánimes encima de abarcas y debajo de txapelas, que a esas horas, ya no estaban donde deberían.
Este jueves, el primer puesto le ha correspondido a Batasuna. Pero no ha sido humano quien ha liderado el paseíllo, sino un burro bien tutelado por dos veteranos para evitar salidas de tonos. Tras el jumento, la fiesta.
Y tras Batasuna, Gasteiztarrak, Los Bainas, Martinikos y su txaranga Estraperlo, Gaupazaleak, Biznietos de Celedón, Jatorrak... Un par de horas de desfile intenso. Alegría, felicidad y, en según qué casos, cierto desenfreno a la hora de remojar al personal, redactor incluido, de cerveza que, por aquello de la física de fluidos, era incapaz de mantenerse en su envase con cada uno de los embates de los blusas y neskas.