Cuando en 2021 cerró sus puertas el matadero de Llodio, desapareció la única sala de sacrificio de animal pública de Álava. Y desde entonces, las kilometradas que tienen que recorrer los ganadores del territorio para llevar a cabo este proceso no son excepcionales.
Un año después, el movimiento SOS Baserriak, que propuso crear uno nuevo en la zona de Aiaraldea, por ser una de las comarcas más ganaderas, criticó, a través de Okelagune, que los profesionales del sector tenían que hacerse 90 kilómetros de ida y otros tanto de vuelta para poder realizar el sacrificio.
Una falta de instalaciones que no solo hace que se incrementen los costes por esos desplazamientos, sino que hace que también sean incompatibles los términos de soberanía alimentaria y de kilómetro cero.
“Y no solo eso, otro problema es el del bienestar animal, al tener que llevarles todos esos kilómetros, lo que aumenta su estrés y empeora la calidad de la carne”
“Y no solo eso, otro problema es el del bienestar animal, al tener que llevarles todos esos kilómetros, lo que aumenta su estrés y empeora la calidad de la carne”, añade un ganadero consultado que ejemplifica lo anterior con el caso de un colega, que tiene que llevar sus gallinas hasta Galicia.
Desplazamientos
Aunque lo habitual, como precisa, es que los tengan que llevar a sacrificar a otros lugares más “cercanos”. Entre ellos, “a Miranda de Ebro, Villarcayo, (ambas en Burgos), Oñati o Zestoa (éstas últimas en Gipuzkoa).
De hecho, en la actualidad, el territorio vecino de Gipuzkoa es el gran matadero de Euskadi, tras los cierres de los centros de Bizkaia y Álava.
En 2022, sin ir más lejos, en el servicio de sacrificio y despiece Zubillaga-Oñati, el 26% de su producción tuvo su origen en Gipuzkoa, el 8% en Álava, el 48% en Bizkaia y el 8% en Navarra.
Un año, en el que como matizó su balance, hubo de tenerse en cuenta “el esfuerzo realizado por el cierre del matadero de Llodio para poder dar servicio a los baserritarras y carniceros procedentes de este municipio, entre otros, modificando los recorridos de distribución”.
Expectación
De ahí que los profesionales del sector alavés estén expectantes a posibles aperturas en este territorio que faciliten su labor.
En cuanto al matadero de Llodio, este mismo martes, sin ir más lejos, su Gobierno municipal (EH Bildu-Omnia) anunció dos medidas para paliar la dificultad del sector: la puesta en marcha en Laudio de un centro que lidere la estrategia comarcal de transformación alimentaria, para lo que el “Ayuntamiento ayudará en todo lo posible” y un acuerdo con la asociación de ganaderos de Orduña (Bedarbide) que posibilitará a los ganaderos y carnicerías locales llevar sus animales para sacrificarlos en el centro de transformación llamado Belardi, ubicado en Orduña.
Allí, en el polígono industrial de La Rondina, esta agrupación de Bedarbide, formada por familias de baserritarras, “como una decidida apuesta por la carne producida en Aiaraldea y el Alto Nervión”, ha impulsado este equipamiento para poner en valor “el desarrollo de iniciativas colectivas que permitan poner en valor este tipo de producciones”.
Un problema más acuciante, si cabe, tras el cierre del matadero de Llodio. Para ello, ya está acondicionado un matadero multiespecie, un obrador de elaborados cárnicos, una cocina para productos de quinta gama y hasta sala de formación y punto de venta. Para ponerlo en marcha solo hace falta que les den el permiso del registro sanitario.
BIENESTAR ANIMAL
En cualquier caso, todo matadero que tenga su actividad en Euskadi se debe regir por el principio básico de “bienestar animal” destinado a evitar en los animales dolor o sufrimientos inútiles (descarga, sangrado....). En 2018 se desmanteló un matadero halal ilegal en la localidad alavesa de Sojo, en una explotación agraria convertida en factoría de carne de cordero y oveja, que operaba sin control alguno.
La red que se lucraba con el mismo, tras un juicio celebrado en la Audiencia Provincial de Álava, se libró el lunes de entrar en prisión, ya que a cambio de reconocer su participación en los hechos, la media docena de procesados recibió penas menores e inhabilitaciones para volver a trabajar con animales.
El rito halal supone que los animales se desangren tras cortarles el cuello sin aturdirles antes. Según el escrito de la acusación, este método lo practicaban personas sin “formación”, la carne se transportaba sin las pertinentes medidas de higiene y salud, y su venta se realizaba en domicilios particulares y carnicerías de Bilbao y Vitoria sin control.
En la Llanada
El que sí que está en activo desde el año pasado es el módulo de sacrificio de aves de crianza ecológica, en el polígono de Okiturri (en San Millán), gracias a una iniciativa promovida por ADR (Asociación de Desarrollo Rural) Lautada, que permite sacrificar aves de más de una productora en distintos horarios, manteniendo en todo momento la trazabilidad.
Una buena noticia, teniendo en cuenta que no había una infraestructura como tal en un radio de 70 kilómetros. Así, además de cubrir el déficit de este tipo de espacios, se está impulsando la producción y consumo sostenible de carne de pollo.