La muerte de dos jóvenes en la madrugada del pasado sábado en un accidente de tráfico en el polígono de Jundiz fue el trágico pero previsible resultado de muchos años de quedadas de conductores que acuden a sus amplias avenidas para recorrerlas a altísimas velocidades, con el consiguiente peligro, no solo para quienes cometen estas imprudencias, sino también para quienes van a ver o simplemente pasan por allí.

El siniestro del sábado ha llevado a quienes allí trabajan a alzar la voz y reclamar medidas que pongan coto a estas prácticas. Así, desde la Asociación de Empresas de Jundiz, Tomás Pérez Merino exigía el lunes la implantación de badenes que impidan la celebración de estas carreras, habida cuenta de que cuando se han implantado estos obstáculo en otros polígonos industriales del territorio, como el de Subillabide, estas prácticas han desaparecido.

En el Ayuntamiento, por contra, consideran que la colocación de badenes solo desplazará el problema a otros lugares, además de generar molestias a los conductores de la zona que utilizan estas vías a diario.

Estrellado en Oion

Las carreras en los polígonos son en todo caso un fenómeno relativamente habitual. Hace ahora un año, una persona que participaba en una carrera ilegal en el polígono de Las Cañas de Logroño protagonizó una persecución hasta estrellarse contra un edificio en Oion, ya en Álava.

Control negativo

Por otro lado, la investigación sobre el accidente que costó la vida a Izaro, de 18 años, y Cristian de 21, continúa su curso. La Policía Local está tomando declaración a los testigos y visionando las cámaras de las empresas de la zona, y acusa al conductor del BMW que embistió al Volkswagen Polo en el que viajaban las víctimas de un delito contra la seguridad vial por “conducir de forma manifiestamente temeraria”. El joven, de 23 años, dio negativo en los controles de drogas y alcohol practicados por los agentes tras la colisión.