En la escultura vegetal de Vitoria parecía que ayer había que pedir turno, como en la carnicería, a tenor de todos los turistas que esperaban el momento oportuno para poder retratarse frente a las letras de Vitoria-Gasteiz, como recuerdo de su visita a la capital alavesa durante esta Semana Santa. Los hubo madrugadores, como el grupo de Moteros Custom, llegados desde Vigo y Madrid, entre otros puntos de la geografía peninsular, que habían hecho su particular quedada para conocer la ciudad y luego comer en una sidrería, y otros igual de numerosos, como el del grupo de Ernesto, que vino de Madrid junto a su hermana y su cuñado y sus sobrinos. En total, seis adultos y adolescentes que se han alojado en una casa rural de Manurga (Álava) desde el Jueves Santo.
“Es la primera vez que venimos a Vitoria. Conocíamos San Sebastián y ahora nos tocaba el interior. Hoy (por ayer) pasaremos el día en la ciudad. Tenemos pensado ver la Catedral vieja y comer en el asador Sagartoki y mañana (por hoy) ya nos vamos”, explicaba este amable madrileño, que, como aclaraba entre risas, la gastronomía de aquí tiene “fama merecida” porque “se come bien, a buen precio. No es como la del Mediterráneo”.
Otros enamorados de la gastronomía alavesa son la pareja catalana José y Cristina, de Sabadell (Barcelona), y su amigo Josep, de Tarrasa (Barcelona). Llegaron también el Jueves Santo a Vitoria, una ciudad que ya es su segunda tierra para ellos. “Venimos todos los años, desde hace unos 14 años”, aclaraban.
La primera vez lo hicieron aprovechando que la hermana de José vivía en Algorta (Bizkaia) y desde entonces un amigo vitoriano ejerce de buen anfitrión todos los años alojándoles en su casa. Si bien, esta vez sí que era la primera vez que descubrían la ciudad en estos días santos “porque solemos venir en verano o aprovechando algún puente de mayo e incluso para La Mercè”.
Rioja Alavesa y Añana
Aunque ellos, no son ni de procesiones ni de saetas, como matizaban, “incluso cuando hemos estado en La Blanca no hemos ido a ver el Rosario de la Aurora”, sino de turismo enogastronómico: “Hemos estado en Laguardia, donde hemos estado de pintxos, en Elvillar, donde no habíamos estado, en Villabuena y en Salinas de Añana”. En esta última ya habían estado, pero nunca comiendo: “Esta vez sí porque estuvimos en Almazen (antiguo almacén de sal), un espacio gastronómico para unas 15 personas, donde cocinan delante tuyo, platos de productos de la zona. Había potro, kokotxas de bacalao, ciervo, perretxikos, espárragos... Entramos a las 14.30 y salimos a las 19.00 horas. Y en Vitoria hemos estado en el Kea (San Prudencio, 21) y hoy (por ayer) iremos a tomar el café al Aldapa. Ya tenemos la ruta. No nos perdemos”, detallaban también entre risas estos catalanes que se irán también este domingo, pero volverán, “venimos a Vitoria siempre para salirnos de lo típico de todos los que vienen a Euskadi. Cuando hablo con mis compañeros, no mucha gente la conoce”.
En la Virgen Blanca, un grupo de visitantes procedentes de Alicante, Valencia, Barcelona y Madrid escuchaba atento las explicaciones de Arturo Martínez, guía de Guiartu: “Ahora mismo habrá unas 52 personas que van a hacer la ruta a pie del Casco Histórico y lo más importante es que para la mayoría, es la primera vez que vienen”, precisaba este técnico de turismo que ya avanzó el pasado 6 de abril a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA lo bien que se presentaba la Semana Santa para empresas como la suya.
De paso
Otro lugar que era un no parar de personas deseosas de conocer la capital era la Oficina de Turismo de la Plaza Nueva. Saliendo de ella estaba el matrimonio formado por Ainara y Tito y su hija Iara, llegados de Getxo (Bizkaia). “Hemos venido a pasar el día, y como hacía tiempo que no veníamos, hemos decidido hacerlo para celebrar el cumpleaños de Iara y hacer algo distinto. Hemos visto la Catedral nueva y queremos ir a la vieja. Recomendamos venir a la ciudad”, animaban, mapa en mano.
Otros que también lo repasaban, aunque en su caso desde la mesa de una terraza de la Plaza Nueva, era una familia llegada de Burgos: Enrique, su esposa Anunciación y su hija Ángela: “Hemos elegido esta ciudad porque nos pillaba cerca para pasar el día. Tenemos pensado ver la Catedral vieja y el Museo de Naipes. Nos han sorprendido sus zonas verdes y el buen tiempo, pero en Burgos también hacía sol”, destacaban.