Si algo ha puesto de manifiesto el cambio climático es que cada vez son más frecuentes los episodios meteorológicos extremos: riadas e inundaciones tras largos periodos de sequía y altas temperaturas. En consecuencia, cuando vienen mal dadas surgen los problemas de escasez de agua y merman las cosechas en el capo alavés. Y, por ello, Álava va a necesitar más regadío.
Y si algo han puesto de manifiesto la pandemia y la invasión rusa de Ucrania es que cuando vienen mal dadas, no hay capacidad de autoabastecerse. Tampoco en el amarillo campo alavés basado prácticamente en el monocultivo del cereal.
“Hay que cambiar el chip y avanzar hacia la diversificación de cultivos alternativos de regadío. En épocas de crisis agudas lo que llega es el producto que tienes cerca, lo hemos visto”, recuerda el presidente del sindicato agroganadero alavés UAGA, Javier Torre, con quien repasamos las necesidades de regadío en Álava.
“Hay que cambiar el chip y avanzar hacia la diversificación de cultivos alternativos de regadío"
Los agricultores siempre han demandado agua. “Lo tienen más claro que las instituciones y que la ciudadanía en general y viendo cómo vienen los años, lo suyo es que cada vez se demande más agua y más regadío, por lógica”, considera el presidente de UAGA.
Ya sea por el cambio del clima, ya sea por la diversificación de cultivos o por ambas, el campo alavés va a necesitar más regadío. “Lo suyo es almacenar el agua para cuando falte porque con temperaturas tan altas como las vividas últimamente conviene regar cualquier cultivo”, precisa Javier Torre.
Busques insignia
Explica que diversificar para no desaparecer significa introducir nuevas producciones y cualquier cultivo que se quiera implantar en Álava va a ser de regadío, como lo han sido los dos buques insignia del territorio: la patata, al alza; y la remolacha, a la baja por los bajos precios. Otras alternativas pasan por el maíz, la alfalfa, los árboles frutales y los alimentos de la huerta, un amplio espectro que se puede cultivar, pero con riego.
“Antiguamente también había legumbres en verde y se regaban”, recuerda. “Son cultivos que demandan agua, es fundamental, y no todos los años está asegurada”, aprecia Javier Torre.
Apunta que en Álava hay un centenar de comunidades de regantes, según UAGA, no es que sean muchas ni que surjan nuevas; al contrario, llegó a haber más de cien, lo que ocurre es que unas se están fusionando con otras. Y hay infraestructura, pero hay que completarla, seguir construyendo balsas de regulación y llenarlas de agua todos los años para poder vaciarlas en periodos de sequía. “Decir que la agricultura del futuro pasa por no tener agua, pues, la verdad, no es el momento”, asegura Javier Torre.
Hace falta agua
Además, argumenta que en pocos años tiene que darse un relevo generacional en el campo alavés y para que la gente joven vuelva al sector primario lo que va a demandar son cultivos alternativos productivos y rentables con menos hectáreas de tierra y para eso hace falta agua. “De hecho, en las zonas sin regadío han crecido más las fincas porque el agricultor necesita llevar más hectáreas para vivir; es el resumen de tener o no regadío”, sostiene el presidente del sindicato agroganadero.
Así que, de lo que se trata, según Torre, es de que cada vez se retenga más agua en invierno, cuando llueve en abundancia para tener recursos hídricos en periodos de escasez; es fundamental. “Como aquí siempre ha llovido, creemos que va a seguir haciéndolo en la misma medida, pero hay que cambiar esa mentalidad”, llama Javier Torre.
“Como aquí siempre ha llovido, creemos que va a seguir haciéndolo en la misma medida, pero hay que cambiar esa mentalidad”
Balsas de agua hay en el territorio, la mayoría pequeñas y alguna que otra de tamaño grande, pero el sector considera que se necesitan más. “Sabemos que son infraestructuras caras y que cada vez somos menos agricultores, pero si queremos seguir trabajando el campo, no nos va a quedar más remedio; Aragón en su día apostó por el agua y cada vez tiene más zonas regables en zonas áridas; es la manera de que subsista la agricultura”, asegura convencido el presidente de UAGA.
Cuenta que los principales regadíos están en la zona de Vitoria, en la Llanada y por Zambrana; algo se mueve en Valles, de Valdegovía hacia Ribera Baja y Lantarón y en Montaña hay pequeñas infraestructuras.
Sí que se están sumando hectáreas de viñedo al regadío en Rioja Alavesa. “Están metiendo más agua que nunca, cada vez se van incorporando más viñas al regadío”, dice Javier Torre.
Y es que, en la comarca vitivinícola por excelencia también se están construyendo sistemas de riego, “balsas de agua que les están viniendo muy bien, ya que les permiten empezar a regar en invierno”, valora. Por lo general, si en invierno llueve lo suficiente, la vid no demanda agua, pero si no hay precipitación, en enero y febrero se mete agua al subsuelo para que cuando llegue el calor la tierra tenga humedad y la uva no sufra. “El año pasado incluso se amplió el periodo de riego hasta abril”, concreta Torre.
El coste de regar
No obstante, regar también tiene su coste como bien saben las comunidades de regantes. “Hay que captar en invierno el agua que baja por su propio peso para no generar gastos añadidos de electricidad o gasoil para el bombeo, para que sea más asequible para el agricultor, no captar el agua justo antes de comenzar a regar porque entonces hay menos agua y es más cara. Y para eso se necesitaría más infraestructura de la que tenemos hoy en día”, reconoce Torre.
Y eso sin contar el canon del agua que el Gobierno Vasco pretende aplicar por el regadío, un impuesto medioambiental que UAGA y las comunidades de regantes han vuelto a solicitar que no llegue a entrar en vigor, como han decidido otras comunidades autónomas.
La construcción de balsas de agua también tiene sus detractores. “Otros piensan que para qué van a servir si en unos años no vamos a quedar agricultores... Pero eso no es una razón, hay que buscar un equilibrio, sobre todo viendo los cambios de clima que se avecinan. Al final, se tendrán que construir más balsas para almacenar agua, ya no solo para uso agrícola, sino también para humano e industrial. En un futuro llegará”, pronostica.
Árboles frutales y huerta
Experimentos con cultivos hasta ahora poco vistos en el campo alavés ya se han hecho, aunque no siempre con éxito. Se ha probado el pistacho, aunque “en Álava es complicado porque no llega a madurar bien”, apunta Torre. La adormidera (amapola) también se expandió unos años coloreando los campos hasta que la empresa decidió llevarse la producción a otro lugar; también colza e incluso habas.
En su día hubo conserveras interesadas en producir alubia o guisante en verde, pero con el tiempo se fueron a las Bardenas, que apostó fuerte por el regadío. “Se han hecho pruebas hasta de plantas aromáticas, pero tampoco han cuajado”, ejemplifica.
A día de hoy se están plantando frutales tipo nogales, manzanos, almendros; cultivos hortícolas más típicos de las huertas navarra y riojana, como puerros y zanahorias. “Cada vez nos van a ir sonando más otro tipo de cultivos”, vaticina.
De momento, lo que predomina es el cereal, que no necesita riego si llueve lo suficiente, pero “el año pasado ya le habría venido bien; si hubiéramos tenido buenas infraestructuras, agua suficiente y a buen precio, hasta el cereal se habría regado; de hecho, se regaron girasoles y no es lo habitual, pero con esos calores del verano...”.
“Almacenemos agua cuando llueve mucho y tendremos cuando la necesitemos porque una agricultura sin agua es inviable”
Así que Torre lo ve claro. “Almacenemos agua cuando llueve mucho y tendremos cuando la necesitemos porque una agricultura sin agua es inviable; ya hemos visto que es posible hasta una agricultura sin tierra de cultivos hidropónicos en pabellones, pero una agricultura sin agua, de momento, no”, indica el presidente de UAGA.