Hace ya varios meses que los vecinos del entorno del número 93 de la calle Zapatería, donde se ubica un pub que también ejerce de after, viven una situación “desesperante” e “insostenible” por el intenso ruido que la actividad de este local genera los fines de semana y la “creciente inseguridad” que están padeciendo.

Así lo certifica en declaraciones a este periódico una residente de un portal cercano al establecimiento, el bar Woody, cansada de los “intensos gritos”, las “peleas”, el “trapicheo” e incluso las “amenazas” que ya se ha acostumbrado a presenciar.

Las patrullas policiales son habituales en esta zona del Casco Viejo desde que el local abre sus puertas los jueves por la noche, pero a pesar de las llamadas y las denuncias que se han sucedido en los últimos tiempos por los problemas que genera el local “nada ha cambiado”. “A mí me da miedo salir por el portal los domingos por la mañana”, advierte esta vecina, que prefiere guardar el anonimato.

Esta residente, más allá del temor y la “ansiedad” que atenazan a parte del vecindario del entorno, lamenta también la “imagen” que se está proyectando de esta zona de la almendra tras la reapertura del pub. “Hay gente que prefiere no pasar por aquí y también está afectado a los bares de al lado. Es una pena que por un antro de este tipo se carguen toda la política de rehabilitación de vivienda que se impulsó en el Casco Viejo”, remarca la residente. “¿Quién va a querer vivir aquí o abrir un negocio con este percal?”, apostilla.

71 intervenciones este año

El establecimiento, mítico de la noche gasteiztarra, retomó su actividad este 2022 tras un prolongado cierre y, desde el pasado 26 de agosto, acumula cinco expedientes en curso por incumplimientos de los niveles de ruido permitidos y por el mal funcionamiento del equipo de música que suman 5.652 euros en multas.

De hecho, ha batido “todos los récords” que tiene el Ayuntamiento en este ámbito, según dijo anteayer el responsable municipal de Gestión Ambiental, César Fernández de Landa, quien asumió que “hay un problema” con este local.

Un “problema” que también reconoció ayer su homóloga en el área de Seguridad Ciudadana, Marian Gutiérrez, que informó de que la Policía Local ha abierto en lo que va de año 71 fichas de intervención derivadas de la actividad del Woody.

El grueso de estas actuaciones ha tenido lugar desde agosto, coincidiendo con el último traspaso de la titularidad del local.

Dispositivo de vigilancia

Gutiérrez informó en la comisión del ramo de que la propia guardia urbana ha puesto en marcha desde comienzos de este pasado octubre un dispositivo específico de vigilancia en la zona para que el pub dé cumplimiento tanto a la normativa de horarios de apertura y cierre como a las que se refieren a la venta de alcohol a menores, aforos o consumo de alcohol en la vía pública.

Y detalló también que las quejas más habituales que ha recibido la Policía Local debido a la actividad del establecimiento se deben, fundamentalmente, a la concentración de personas en la calle, en las inmediaciones del local, donde “se dan disputas, peleas” y “consumo de alcohol en la vida pública”.

Gutiérrez aludió asimismo a distintos “incumplimientos” de los horarios de apertura y cierre, al “acceso y venta de alcohol a menores en el interior del local” y a los ruidos, que han derivado en la apertura de los expedientes sancionadores ya mencionados. Los dos más onerosos, por valor de 1.250 euros cada uno y por “duplicar” los niveles de ruido permitidos por la normativa.

El PP pide medidas "más coercitivas"

La titular de Seguridad Ciudadana reconoció que existe un problema “importante” con este establecimiento, aunque asumió que una eventual revocación de su licencia de actividad o imponer el cierre son decisiones que el Ayuntamiento no puede tomar “de manera arbitraria y de la noche a la mañana”.

“Todas las acciones administrativas tienen su tramitación”, justificó Gutiérrez, quien advirtió de que la Policía Local “va a seguir ahí y cada vez que haya motivos para interponer una denuncia, se interpondrá”.

Respondió así la edil socialista a la petición de “medidas más coercitivas” por parte de la edil del PP, Leticia Comerón, que mostró su “preocupación” y pidió “soluciones” ante el “foco de problemas” que, en sus palabras, se ha convertido el Woody.