Pese a que los datos que evidencian el envejecimiento de la sociedad vasca por esa suma de constante caída de la natalidad y progresivo aumento de la esperanza de vida se vienen sucediendo a lo largo de las últimas décadas casi sin interrupción, nuevas estadísticas abonan el asombro por este acelerado proceso de cambio demográfico. Los datos que publicó el miércoles el Instituto Nacional de Estadística sobre el número de nacimientos en el Estado desvelan un escenario que sorprende y alarma a partes iguales. En lo que Álava se refiere, se produce un levísimo repunte del 0,9%, 1.141 nacimientos. Bizkaia sigue más o menos esa línea. En Gipuzkoa, por contra, el número de nacimientos ha registrado un retroceso del 8,37%. Es decir, en los primeros seis meses de este año, ha habido 2.174 nacimientos, 200 menos que el año anterior. El dato es realmente sorprendente, especialmente por contraste con el resto de territorios de la CAV. Pero en el fondo, el conjunto de Euskadi afronta el mismo reto: como en la mayor parte de Europa occidental, la fotografía demográfica del País Vasco muestra una sociedad envejecida. Los bajos índices de natalidad, el retraso de la maternidad –las vascas que son madres con más de 40 años ya duplica a las que lo son con menos de 25 y el 80% de los embarazos se producen superada la treintena–, la inestabilidad y precariedad en el trabajo, incluso el exilio laboral de las nuevas generaciones, los problemas para la emancipación de los jóvenes, las dificultades para la conciliación de la vida laboral y familiar... Son solo algunos de los factores que han ido alterado de forma sustancia la pirámide poblacional de manera que hacen realmente complicado el asegurar un relevo generacional que sostenga el modelo de bienestar. Desde la administración vasca, el envejecimiento de la sociedad se explica por la tardía emancipación juvenil y, consecuentemente, por la tardía maternidad. Los jóvenes acaban teniendo menos hijos de los deseados y a una edad más avanzada de la deseada también. Es lo que se desprende de una reciente encuesta del Gobierno Vasco, que consciente de la gravedad que ha adquirido el problema ha situado el reto demográfico en el centro de su agenda política. Por muchos esfuerzos que se hagan en el corto plazo, no cabe esperar resultados inmediatos. Hay que apostar de forma sostenida y en el largo plazo. Es una urgencia de país.
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