Hace ahora un año, el Banco Central Europeo comenzó a aplicar la primera de las ocho subidas de tipos de interés que ha ordenado hasta la fecha. Con una inflación que ese mes alcanzaría hasta el 9,8% en la eurozona, aquella decisión del organismo que rige la política monetaria se entendió como un paso inevitable. Los tipos de interés pasaron del 0% al 0,5%. Un año después, están al 4%, con el consenso entre los analistas de que en su reunión de este jueves el BCE determinará incrementarlos al 4,25%. Pero, ¿ha cumplido su objetivo –rebajar la inflación– esta subida continuada? Pues la respuesta sería que sí, pero con matices.

“Pienso que sí están sirviendo, porque los índices de inflación en la eurozona se están conteniendo, pero no tanto como se esperaba en un principio”, argumenta Ana Blanco, profesora de Economía Financiera en la UPV/EHU. Efectivamente, esa es la lectura que flota en el ambiente, porque rebajar las tasas de incremento de precios se está revelando como un proceso muy costoso y que está causando un profundo impacto en las familias con préstamos e hipotecas, así como en muchas empresas con necesidad de financiación. La devolución de todo estos créditos se ha encarecido de forma severa por el alza en el precio del dinero.

Un año después, la inflación en la eurozona ha pasado a estar en el 5,5%. La contracción del consumo privado está ayudando a reducir la inflación, pero, como apunta la docente de la UPV/EHU, “ si la financiación a las empresas se corta, se frena el crecimiento y eso es un problema”. “Durante el pasado año y parte de este, el BCE ha tenido que hacer un acto de equilibrio complejo: mientras intenta controlar la inflación debe frenar la economía, pero si la desacelera demasiado o muy deprisa, la zona euro podría caer en recesión”, apuntan desde el comparador financiero HelpMyCash. Es precisamente lo que ocurrió en el último trimestre de 2022 y el primero de este año, cuando se encadenaron dos períodos con crecimiento negativo (-0,1%) en la eurozona. 

El objetivo manifiesto del BCE y su presidenta, Christine Lagarde, es devolver esa tasa al 2%, la misma que tenía a mediados de 2021. Aunque la invasión rusa de Ucrania en febrero del año pasado fue la causante del aumento vertiginoso que se produjo en primavera, lo cierto es que desde finales del año anterior los precios se estaban desbocando sin control. 

El retorno a la actividad económica tras el fin de las restricciones provocó que la demanda de bienes y servicios se disparase. Y, en economía, cuantos más clientes están interesados en algo ese mismo producto acabará resultando más caro. Además, las inyecciones de efectivo realizadas durante la pandemia también desequilibraron la inflación. La Reserva Federal de Estados Unidos detectó el problema antes e inició su política alcista de tipos en enero de 2022. “Parece que la Reserva Federal marca el camino al BCE. Lo que pasa en EE.UU. se suele trasladar a Europa, aunque son dos economías muy diferentes”, indica Ana Blanco. La inflación en España cayó el mes pasado al 1,9% –pese a que los alimentos continúan caros–, mientras que la de Alemania ha crecido tres décimas, hasta el 6,4%. Empiezan a asomar las quejas de países como Italia y Portugal, cuyos índices aparecen ya bajo control y creen que la política del BCE les perjudica. “Los países del norte, como Alemania, son los que tienen deberes pendientes”, subraya la profesora de la UPV/EHU.

El impacto de todas las subidas de tipos de interés es especialmente apreciable en el mercado hipotecario. Así, un cliente con un crédito de 150.000 euros a 25 años referenciado al Euríbor más 1% ha pasado en, un año, de abonar 625 euros en su cuota mensual a 877. “Los días de las hipotecas al 2% se han terminado. El 3,5% o incluso el 4% es lo normal”, indican desde HelpMyCash. Según la última estadística del INE en esta materia, el tipo de interés medio en las nuevas hipotecas subió en mayo más de un punto respecto al año anterior, hasta el 3,15%.

Por la parte del ahorro, sin embargo, los rendimientos no están a la par de la subida de tipos de interés. No obstante, HelpMyCash destaca que las medidas del BCE han provocado un incremento “notable” en la rentabilidad de los plazos fijos. “En enero del pasado año, el interés medio de los depósitos era del 0,04%, según el Banco de España, mientras que el pasado mes de mayo alcanzaron una rentabilidad media del 1,64%”, indica en un comunicado el comparador, que sin embargo concluye que “la banca española se sitúa por detrás de los depósitos europeos”.

La lucha contra la inflación no va ser breve, ya que es un elemento que va a condicionar la economía en los próximos años. “Se presenta un camino largo. La previsión del BCE es que se sitúe en el 2,2% en 2025”, apunta la profesora de Economía Financiera de la UPV/EHU. El próximo jueves, el Banco aprobará previsiblemente una subida en los tipos del 0,25%, y acometerá una similar en septiembre. “Hay suficientes indicios en la economía que apuntan a que los tipos continuarán altos. Lo raro fue que se mantuvieran tantos años en negativo”, subrayan los analistas de HelpMyCash. Por si acaso, Christine Lagarde ya lo dejó claro el pasado mes de junio. Las tasas permanecerán en niveles altos “el tiempo que sea necesario”.