MAdrid - La demanda de Iberdrola contra Bankia por la salida a bolsa quedó ayer vista para sentencia, tras dos jornadas en las que la eléctrica ha defendido que invirtió por los datos recogidos en el folleto de la oferta pública y el “atractivo” de una operación que contó con el “respaldo” del Banco de España.
La compañía que preside Ignacio Sánchez Galán invirtió en Bankia 70 millones y perdió 12 millones, ya que, aunque poco después del debut bursátil redujo su participación, en febrero de 2012, poco antes de la intervención de la entidad, volvió a comprar acciones.
La vista ha generado cierta expectación entre empresas cotizadas como Meliá y el Grupo Villar Mir, que también invirtieron en Bankia y que ahora reclaman un vicio en el consentimiento que les permita recuperar su inversión como los pequeños accionistas.
Sobre este hecho han incidido las partes durante las sesiones, en las que Iberdrola sostuvo que sólo utilizó información pública, fundamentalmente la aportada por los bancos colocadores y el folleto informativo remitido a la CNMV, con “graves inexactitudes” y desfases en las cifras, como reconoció el Tribunal Supremo en enero de 2016.
Uno de los peritos propuestos por Bankia, Rubén Manso, afeó estas acusaciones, ya que si bien por ley las empresas no pueden acceder a otro tipo de datos, “tenía acceso directo para llamar y preguntar”, algo que Iberdrola hizo por su propia iniciativa. En este mismo sentido se pronuncióla entidad, que definió a Iberdrola como inversor “profesionalísimo” y, por tanto, “suficientemente competente” como para entender los riesgos de este tipo de operación, a diferencia de los particulares.
Otra de las claves del juicio ha sido determinar cuáles fueron los motivos que llevaron a la multinacional a tomar una decisión que, según Bankia, se debió a que eran socios estratégicos y a que Iberdrola obtenía beneficio para sí misma por los menores costes de financiación si el banco salía a bolsa. - Efe