Las cuentas bancarias forman parte de nuestra vida diaria: nos permiten cobrar la nómina, pagar recibos, hacer transferencias, mantener la economía personal bajo control y en el mejor de los casos acumular unos ahorrillos. En estas puede figurar un solo nombre o más de uno, y aquí surge la cotitularidad bancaria.

Ser cotitular de una cuenta significa tener la misma capacidad de uso que el titular principal, pero esto no implica -y aquí está la clave- que esa persona pase a ser propietaria del dinero. Esta confusión es muy habitual y puede provocar problemas legales, especialmente en herencias.

Qué es ser cotitular

Un cotitular es una persona que tiene los mismos derechos que el titular para operar sobre esa cuenta. Puede haber uno o varios cotitulares -según lo permita la entidad bancaria- y todos ellos pueden utilizar los fondos, consultar movimientos o realizar gestiones de la misma manera que el titular.

Esta figura es muy útil en determinados casos, ya que permite agilizar trámites y evita depender de terceros o de autorizaciones limitadas. Se suele utilizar cuando el titular no puede acceder temporalmente a su banca online; hay un viaje, una enfermedad o una situación de emergencia; una pareja o familia gestiona gastos comunes; personas mayores delegan gestiones en un familiar o, por ejemplo, cuando dos socios necesitan acceso por igual a los fondos de un negocio.

Retirada de dinero en metálico en ventanilla.

Cotitular frente a autorizado

A menudo se confunde la figura del cotitular con la del autorizado, pero sus funciones son muy diferentes. Mientras el cotitular tiene plenos derechos operativos y comparte las responsabilidades fiscales y legales sobre la cuenta, el autorizado solo puede operar dentro de los límites marcados en el documento de autorización. Este último puede sacar dinero, hacer algunas operaciones o consultar la cuenta, pero no es propietario del saldo y no puede cambiar condiciones, cerrar la cuenta ni añadir o quitar titulares.

Además, el autorizado pierde automáticamente todos sus derechos si el titular fallece, mientras que un cotitular conserva el acceso según el tipo de cuenta.

Tipos de cotitularidad

La cotitularidad puede ser:

1- Cotitularidad solidaria o indistinta

Cada cotitular puede operar por sí mismo, sin necesidad de consultar a los demás. Es la modalidad más común en parejas o familias.

2- Cotitularidad mancomunada o conjunta

Para retirar dinero o realizar operaciones importantes se necesita la firma de todos o una mayoría pactada. Aporta un mayor control interno de la cuenta.

3- Cuentas subordinadas

Son menos comunes y establecen jerarquías de decisión. Unos titulares tienen libertad total y otros deben solicitar autorización.

Tarjetas de crédito colocadas en forma de abanico sobre un teclado.

Responsabilidades y fallecimiento

Los cotitulares de la cuenta comparten responsabilidad fiscal. Hacienda suele considerar que el dinero pertenece a todos a partes iguales, salvo que se demuestre lo contrario. Los autorizados, en cambio, no tienen ninguna responsabilidad fiscal respecto a esa cuenta. Si un cotitular fallece, en las cuentas solidarias, los demás pueden seguir operando, mientras que en las cuentas mancomunadas, se necesita la firma de los titulares vivos y de los herederos del fallecido para disponer del dinero.

Acceso al dinero sí, pero no propiedad

Aquí surge uno de los temas más espinosos en este asunto y es que, según señala la abogada Laura Lobo, especialista en familia y herencias, "la cotitularidad de una cuenta no implica copropiedad del dinero. Ser cotitular da acceso a los fondos, pero no convierte en propietario".

Esto significa que si una persona ingresa todo el dinero en la cuenta, sigue siendo suya aunque añada a su pareja, a un hijo o a un familiar como cotitular. El otro cotitular puede usar el dinero, pero no es dueño.

Este matiz cobra especial importancia en las herencias. Muchas veces, cuando una persona fallece, el cotitular superviviente cree que puede quedarse con el dinero, pero no es así: si el dinero procedía del fallecido y forma parte de la herencia, aunque la cuenta fuera compartida, el cotitular no se convierte automáticamente en heredero del saldo.

Por eso es tan importante distinguir entre acceso y propiedad. Lo decisivo es siempre el origen del dinero (quién lo ingresa) y no quién aparece en la cuenta.

La cotitularidad es una herramienta muy útil para gestionar dinero compartido, afrontar imprevistos y simplificar trámites, pero debe usarse con criterio, sabiendo que da acceso operativo, no propiedad, a menos que los fondos se hayan aportado a partes iguales. Comprender esta diferencia evita conflictos, malentendidos y problemas legales en el futuro.