Unai Laso se chuta otra dosis de confianza en el Manomanista

“No pienso en la semifinal. Estoy centrado en el siguiente partido”. Unai Laso hila las palabras mientras se le arremolinan los recuerdos: los seis meses de baja por la operación del labrum de la cadera derecha, el trabajo de rehabilitación duro y oscuro o el rodaje durante un Parejas complicado en el que se ganó soñar con el play-off.

Recuperado el estatus de cabeza de serie, al errotarra no especulaba con el duelo ante Javier Zabala del 18 de mayo en el frontón Labrit de Iruñea. Mucho menos cuando le quedaba el enfrentamiento ante un eliminadoJosé Javier Zabaletapor el camino. Laso pensaba en él, porque la experiencia le susurró al oído que la mejor manera de encontrar el duende es en mitad del tajo, como reconocía Pablo Picasso. 

Pues bien, manos a la obra y a la trinchera. Trámite o no, ensayo para las semifinales o no, Laso se chutó este sábado otra dosis de confianza en el Labrit ante el pegador de Etxarren, desdibujado aunque voluntarioso. Cabe destacar el brutal sotamano con la derecha del zaguero con el que respondió un saque del buque insignia de Baiko Pilota. Golpeó desde el cinco y medio y la puso a botar en el siete. Era tarde ya para maquillar el resultado (9-20). 

A tacadas

A José Javier le duró la gasolina la primera mitad de un encuentro frío y poco peloteado, en el que Laso demostró que sigue con las ideas claras, la derecha fresca y ambición desmedida por recuperar el trono que ganó en 2022. Lo dijo en la elección de material: “Solo pienso en Zabaleta”. Bordó el guion. Hizo daño con el saque –leit-motiv en el presente mano a mano– y apuró con el tercer pelotazo. Suficientes argumentos para anotarse su cuarto monólogo seguido en el Manomanista. Pleno. Cierra el círculo de los cuartos de final.

El campeón del Parejas se encontró con tres saques en la primera tacada (4-0). Respondió Laso. Subió una marcha. La velocidad atenazó al zaguero, que cometió siete errores en total. El 4-4 fue un derechazo vivo, eléctrico, de Unai, marca de la casa. Se fue hasta el 4-6. Dos derechazos de Zabaleta cambiaron el guion. Unai cometió dos errores: 8-6. Pero esa fue la última distancia del etxarrendarra, al que se le notaron las costuras con material rápido. 

Agresivo Laso

Apretó los dientes el errotarra. Afiló el colmillo. Solucionó en dos tacadas: del 8-6 al 8-15 y del 9-15 al 9-20. El 10-21 fue el tanto más duro del partido. Laso, agresivo, mostró su perfil picapedrero y finiquitó con un gancho. El cierre fue un yerro de zurda de Zabaleta.